El Puerto

Vuelan las olas de Cádiz en Albanta

Ficha técnico artística. Albanta Teatro. Obra: Cádiz en mi corazón. Postales de un viaje imposible. Autor: Abel González Melo. Puesta en escena y dirección: Pepe Bablé. Intérpretes: Charo Sabio (Dolores), Susana Rosado (Macarena), Carmen Reine (Conchi) y Jay García (Antonio). Escenografía y estilismo: Carolina Bablé y Pepe Bablé. Iluminación: Pepe Bablé y Luis Jiménez. Fotografías: Rocío Hernández, Rafael Sabio, Víctor Iglesias y Oliver Bablé. Diseño gráfico: Víctor Iglesias. Asesoría dramática: Eberto García Abreu. Ayudante de dirección: Luis Jiménez. Vídeo: Paco Rodríguez-Banian Productora Audiovisual. Día: sábado 7 de febrero. Duración: 1 hora y 20 minutos (sin entreacto). Lugar: Escenario del Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca en El Puerto. Aforo (160 localidades): Casi lleno.

Con el sonido de las olas rompiendo en cualquier orilla de Cái, a ritmo de danza tribal punteada con palmas, timbales, acústicos de metal y algún que otro amago de quejío como salido de los callejones del Cádiz de Quiñones, Pepe Bablé nos mete en faena. Nos mete en su faena, nos lleva de la mano del joven dramaturgo habanero Abel González Melo, que abandona por momentos el universo dramático de la sociedad cubana para meterse de lleno en los sueños no cumplidos de una Dolores gaditana que intenta recomponer a retazos las cuencas de sus años núbiles.

Aute nos recuerda en su canción aquello de "Yo sé que allí, allí donde tú dices, vuelan las alas del agua como palomas de escarcha y el mar no es azul sino vuelo de tu imaginación en Albanta". Y Charo Sabio desde el principio de los principios mantiene el rictus de su vertiente más surrealista reivindicando con su munificencia que Albanta, ese palabro imaginado por el vástago del cantautor manileño sigue dando que hablar -en este caso para el universo teatral- por los escenarios a ambos lados del charco.

La propuesta de Albanta perpetúa las reglas de la escenografía sin los artificios innecesarios que le ha caracterizado a lo largo de su ya dilatada trayectoria teatral. La luz como experiencia sensorial tanto física como emocional, la música como oráculo del espíritu, y la palabra en sí misma como único eje vertebrador de lo que nos han querido contar entre autor y director, consiguen una estructura dramática que transporta al espectador por el Cádiz de los 70 hasta nuestros días con ecos del maestro Ruibal -'Para llevarte a vivir', 'Toito Cái lo traigo andao'-, y que nos hace a su vez recordar a más de uno esos sueños no cumplidos y ya estibados en las bodegas de nuestros galeones.

Charo, Susana, Carmen y Jay cumplen con suficiencia y oficio los roles asignados, teniendo muy presente que cada cual defiende a su personaje con verbo y expresión corporal de principio a fin. Su mérito que tienen.

Cuando una madre dice que es un pecado ponerle a una hija Dolores, prontamente se palpan conflictos cruzados, mundos interiores que fluyen como las coplas del carnaval gaditano, siendo entonces cuando alguien sentencia que fingir y representar es la auténtica esencia del ser humano. Tengámoslo en cuenta.

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