Este martes ha sido el primer día de apertura del centro de salud  Puerto de Santa María Norte 'Ángel Salvatierra', un equipamiento sanitario que se ha hecho de rogar y que por fin ya es una realidad junto a la avenida de Valencia, aunque como es natural toda puesta en marcha conlleva un proceso de adaptación.

La tranquilidad ha sido la nota dominante durante esta mañana, quizás también porque el entorno del nuevo centro de salud invita al relajo, al estar ubicado en una zona junto a un gran descampado, con poco ruido y pocas construcciones. Hay que tener en cuenta que el acceso al centro de salud se ubica en la parte más alejada de la avenida de Valencia, mirando hacia el enorme descampado de La Florida.

Una trabajadora del centro de salud daba la bienvenida a cada uno de los usuarios que accedía al centro, facilitándole un turno impreso en función de la gestión que necesitara realizar. Durante la mañana ha habido de todo: consultas, urgencias, curas y sobre todo muchas gestiones administrativas. Y es que hoy muchas de las consultas en los mostradores eran precisamente a cuenta del cambio de centro desde Pinillo Chico, ya que algunos usuarios habían sido trasladados al nuevo con un  médico distinto al habitual, otros seguían con su médico pero preferían quedarse en Pinillo Chico, otros tenían citas concertadas en Pinillo que ahora no sabían si seguían siendo válidas.... Todo un catálogo de casuísticas que ahora se tendrán que ir resolviendo poco a poco.

El exterior del nuevo centro sanitario.

Quien ya ha tomado buena posesión de su nuevo lugar de trabajo ha sido Joaquín, un vendedor de la ONCE que ya ejercía la venta en la zona de la avenida de Valencia y que ahora, con el visto bueno  de la organización, estará durante el horario de apertura de las instalaciones a las puertas del nuevo centro de salud. Según Joaquín la mañana ha estado "flojita", aunque sí que ha vendido algún que otro cupón.

Una señora y su madre explicaban a Diario de Cádiz, a la salida del centro, que les había parecido muy amplio y luminoso, pero que habían decidido quedarse en Pinillo Chico dada la cercanía de este último centro con su domicilio. Tras ser atendidas por el médico de la madre ya saben que la próxima consulta será otra vez en el centro del que procedían. Ángela, sin embargo, que acude a una cura a raíz de la mordedura de una araña venenosa, está encantada con el cambio. "Dan  ganas hasta de ponerse mala para venir", bromeaba, destacando la amplitud del nuevo centro, que permite guardar en mejores condiciones la distancia interpersonal, y alabando la ventilación y la claridad que tiene el nuevo edificio.

Ángela también vive más cerca de Pinillo Chico que del nuevo centro de salud, pero no le importa. "Yo prefiero venir dando un paseo porque además esto es muy tranquilo y me da alegría dar una vuelta viendo tanto campo", afirmaba.

El edificio cuenta con una zona de aparcamiento exclusiva para los trabajadores y algunas plazas de estacionamiento alrededor del edificio, aunque ya ayer había coches aparcados en el descampado frente a las instalaciones. Como nota negativa, el mal aspecto de los recién plantados arbolitos alrededor del edificio, uno de los cuales se encuentra ya arrancado en el suelo mientras que otros están completamente secos,  detalles que convendría corregir para hacer del entorno un lugar agradable.