La Plaza de Toros ha sufrido los efectos de la intensa lluvia caída estos últimos días y varias de sus dependencias se han visto afectadas por el agua. Por un lado la sala de exposiciones, donde estos días exhibe una muestra antológica el pintor Francisco Arniz, ha sufrido los efectos del agua que chorrean las paredes y que al parecer procede de una gotera que cae desde el tendido, en el que se hicieron obras de impermeabilización hace unos seis años pero que desde entonces no han tenido mantenimiento.

Esta sala de exposiciones, de la que ayer hubo que descolgar urgentemente siete cuadros que habían sido afectados por el agua, acoge también varias cabezas de toros disecadas que han sido pasto del escaso trabajo de mantenimiento, y que ahora con la humedad han tenido que ser hasta tapadas con sábanas, debido al pésimo estado de conservación que presentan.

En el caso de esta gotera que ha afectado a la sala de exposiciones tanto el arquitecto de la última reforma de la plaza, José Carlos Galán, como el concejal de Plaza de Toros, Ángel Quintana, indican que se trata una filtración de agua que cae desde el tendido inclinado donde se sitúan las gradas, por falta de material hidrofugante, que necesita un mantenimiento periódico. Según el pliego de condiciones que rige la gestión de la plaza, estas labores de mantenimiento le corresponden a la empresa concesionaria, Equiltauro, a las que también correspondería solucionar las inundaciones que afectan a los chiqueros y los patios antes citados, por la ausencia del drenaje correspondiente.

José Carlos Galán acudió ayer mismo a visitar los daños y hoy lo hará el arquitecto municipal. Ayer mismo el concejal Ángel Quintana enviaba también un oficio a la concesionaria, trasladándoles la necesidad de ejecutar los trabajos de drenaje necesarios para evitar nuevas inundaciones.

Esta falta de mantenimiento de la que hablan tanto el concejal como el arquitecto se traduce también en el atasco continuado de muchos de los bajantes del coso, con desagües en los que se aprecian residuos y restos que impiden la correcta evacuación de las aguas.

El arquitecto encargado de la última reforma ejecutada en el coso, financiada en gran parte por la Diputación provincial y con un presupuesto que superó el millón de euros, aclara que en esas dependencias de la sala de exposiciones no se actuó en esta última intervención, salvo para la colocación de varias lámparas LED. Sí se impermeabilizó esa cubierta hace seis años con motivo de las obras ejecutadas por la anterior concesionaria, la empresa Serolo, unas obras que sin embargo no se han vuelto a actualizar por lo que la capa hidrofugante ha ido desapareciendo por el efecto del sol.

La falta de un drenaje adecuado en el ruedo y los patios hace que además las paredes del coso absorban la humedad como si fueran una esponja, lo que ha motivado también la aparición de desconchones y humedades en los muros.