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el nuevo plan general La protección de las masas forestales

Joyas en plena calle

  • El nuevo Plan General incluye un inventario donde protege 66 árboles repartidos por toda la ciudad · El ordenamiento prohíbe trasplantarlos en otra ubicación

En cualquier rincón, por inhóspito que parezca, puede haber una pequeña joya arbórea. En los espacios protegidos pueden verse especies autóctonas en un estado de conservación bastante bueno, por regla general, auspiciado, claro está, por esa protección que disfrutan. Sin embargo, paseando por la ciudad también pueden hallarse pequeños tesoros, la mayoría no todo lo cuidado que debieran. Suelen ser especies foráneas que alguien, un buen día, decidió plantarlas donde están y que por sus características se adaptan o han sabido hacerlo a las condiciones climatológicas que hay en estas latitudes.

El nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) incluyó, tras una propuesta del colectivo Ecologistas en Acción, un inventario de árboles singulares donde se recogen 66 ejemplares a los que cataloga con la máxima protección. Da igual que estén en suelos públicos (como un parque o en plena calle) o privados. En base a la normativa del futuro ordenamiento, cualquier actuación que se haga en los terrenos donde se encuentren deberá respetar la máxima de que el árbol o el arbusto no puede ser tocado. Laureles de indias, árboles del paraíso, encinas, dragos o yucas son algunas de las especies que tienen que preservarse. Y para ello, el documento cuenta con 66 fichas donde señala la ubicación, las características y el grado de conservación del ejemplar. Así, el documento lo deja taxativamente claro: "Los elementos inventarios deberán ser conservados, sin que puedan ser destruidos o desplazados de su ubicación actual. El deber de conservación se extiende al suelo soporte de los mismos, en las dimensiones suficientes para asegurar su supervivencia". Y, acto seguido, advierte que se deberán acometer "las actuaciones necesarias para evitar riesgos de erosión, incendio o cualquier otro que pueda poner en peligro la buena conservación del elemento inventariado". De hecho, se apunta que, si el árbol o arbusto se encuentra en un suelo donde hay prevista una actuación urbanística, se deberá tener en cuenta este elemento protegido por lo que se le permite modificar ligeramente los parámetros urbanísticos para cumplir con esta obligación.

Mencionar el Parque Calderón es rememorar su paseo de palmeras aunque, por desgracia, el picudo rojo siga haciendo estragos en esta especie desde hace varios años. Sin embargo, este céntrico enclave cuenta con otros tipos de árboles cuyo valor ha alcanzado el nivel para que merezca la pena ser conservados. Así, el inventario marca tres laureles de indias, unos árboles con anchos troncos y densa copa. También incluye tres palmeras de un mismo tipo, las de abanico mexicana, que son las más altas que hay en el parque (suelen alcanzar los 18 metros).

Mientras, el conjunto formado por el parque del Vino Fino, el Paseo de La Victoria y los aledaños del Monasterio de la Victoria contiene el mayor número de especies inventariadas. El eucaliptal ubicado a espaldas del instituto Muñoz Seca, el palo borracho o el árbol de 40 escudos del parque del Vino Fino así como el plátano oriental y la morera blanca situadas a espaldas del Monasterio de la Victoria son algunos de los ejemplos.

Y, a muy pocos metros de allí, hay un pequeño vergel, uno de los jardines más bellos de la ciudad y que, por suerte, se puede visitar, el del hotel Duques de Medinaceli. En su interior, se han catalogado un pino carrasco de más de 16 metros de altura y un pino canario que alcanza los 30 metros. Y, junto al hotel, rivalizando en altura con el monumento al Sagrado Corazón, hay un cedro del himalaya, aunque su estado de conservación no es el más óptimo.

Ya en el ensanche de campo de guía, los jardines de los cascos bodegueros también guardan pequeñas joyas arbóreas. Tal es el caso de la de Los Moros, sin duda la bodega que mejor conserva el pasado y presente vinatero. En él se puede ver un magnolio y un árbol coral de alto valor, aunque su estado no sea el más idóneo. Mientras, la plaza Elías Ahuja es un pequeño jardín botánico con especies de alto valor a pesar de que es un enclave bastante descuidado, tanto desde el punto de vista de la conservación como de la estética. Un olmo, un plátano de sombra, un árbol del paraíso y una araucaria han sido inventariados por el nuevo Plan General. Y de los patios del colegio San Luis Gonzaga una araucaria y dos laureles de indias se han elegido para estar también en este listado de protegidos.

Vistahermosa y El Soto de Vistahermosa concentran el mayor número de especies catalogadas en el nuevo ordenamiento en la costa oeste. El algarrobo y el pino piñonero que hay a la entrada de la urbanización o el drago, el lentisco o el bellasombra del parque público del Soto cumplen también con las condiciones para entrar en este exclusivo inventario.

Finalmente, en la zona norte, los jardines de San José del Pino cuentan con tres árboles catalogados como son un pino pionero, un madroño y un limpiatubos del río, a los que se les suma a un laurel de indias y un banyán australiano en Valle Alto.

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