Tribuna Libre

La Academia y la restauración

Una imagen de la instalación del cuadro 'El juicio final' en la Basílica de Los Milagros, en 2021.

Una imagen de la instalación del cuadro 'El juicio final' en la Basílica de Los Milagros, en 2021.

El año pasado, en la celebración de la XX edición del ciclo cultural 'Los Martes de la Academia', José Ramón Villar Juan, Licenciado en Bellas Artes y especialista en restauración, disertó sobre los trabajos que, prolongados más allá de cinco años, culminaron con la restauración del cuadro 'El Juicio Final' (óleo sobre lienzo de 2,5 x 3,5 metros) que se ubica en el muro derecho de la entrada a la Iglesia Mayor Prioral, hoy Basílica Menor de los Milagros.

Aquel acto me ha llevado a recordar la presentación del informe del citado restaurador, en el mes de junio del 2006 sobre el lienzo de 'La Santa Cena de Jesús' (óleo sobre lienzo de 3,76 x 3,30 metros), que estuvo guardado durante muchos años desde que se desprendiera de su marco, que presidió vacío el muro alto del acceso a la Capilla del Sagrario de la Iglesia Mayor.

Y me llevó a situarme en el momento en el que la junta directiva de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, presidida por Manuel Pico Ruiz-Calderón, acordó acometer desde la penuria económica, pero con la ilusión desbordada, la iniciativa de proponer al etonces párroco, Diego Valle Serrano, asumir la responsabilidad por parte de la Academia, para proceder a los trabajos de restauración del citado lienzo, devolviéndolo a su lugar originario y restableciendo la dignidad de unos muros que vienen soportando el preocupante y progresivo deterioro de su obra de fábrica, cuyos trabajos para la necesaria y profunda restauración que necesitan, nunca encuentran el momento, ni los fondos económicos que permitan acometerlos.

Mi pertenencia a la junta directiva de la Academia de aquellos años (que se prolongó durante dos lustros), me permitió vivir, en directo, aquellos primeros pasos: entrevista con el párroco, acompañando a Manuel Pico y a Luis Ortega, profesor de pintura de la Academia. Entrega del documento detallando el proceso de restauración para su aprobación. Y conseguir la autorización del Obispado para ejecutar la propuesta.

Después de estos primeros pasos hubo que afrontar el principal problema para iniciar los trabajos: el espacio donde acometerlos, con las condiciones adecuadas para albergar la obra y el desenvolvimiento del equipo que desarrollaría su labor. Y pudo conseguirse la autorización municipal para el uso de una estancia en el colegio de San Agustín, que fue utilizada al comienzo de los trabajos pero que, conforme avanzaban éstos, requirió una nueva ubicación concluyéndose en la Capilla de la Aurora, entonces aún disponible. La continuidad de esta actividad hizo necesaria la utilización de un bodegón de nuestra Plaza Real.

Una perspectiva temporal: desde la presentación del informe (junio 2006), ejecutar los trabajos, completarlos y presentar el cuadro restaurado (septiembre 2008) transcurrieron más de dos años. Cerca de seis han sido necesarios para culminar la obra citada al principio que ha quedado ubicada en su lugar original a finales del noviembre de 2020. A lo largo de más de catorce años, la Academia ha restaurado más de doce obras.

En cuanto a la captación de fondos, muy diversas opciones: bonos pro restauración; calendarios con inserción de publicidad de empresas portuenses; sorteo de cuadros donados por artistas y profesores de la Academia, para tal fin, y algunas aportaciones ocasionales de benefactores.

Toda esta ingente labor restauradora no habría sido posible si la iniciativa original de la junta directiva no hubiese sido secundada por un equipo de profesionales de la restauración, profesores de la Academia y voluntarios que, de forma altruista, han dedicado su tiempo, conocimientos y habilidades a esta iniciativa.

La Academia entre los fines de sus estatutos: “Podrá emitir su opinión en lo que se refiere a la conservación del patrimonio artístico, monumental e histórico de la ciudad.” Lo ha superado, yendo más allá, poniéndose manos a la obra. Así lo ha hecho a lo largo de sus 122 años de historia, siempre con El Puerto como objetivo.

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