La otra crónica

Campaña de espaldas a Europa

  • El nuevo mapa bancario contiene el aliento a la espera de conocer el rostro del gobierno que se configure tras el 20-D La operación de venta de BMN, pendiente de Moncloa y de Bruselas

AUNQUE ningún partido esté prestando la menor atención a Europa, el punto de partida y de llegada de cualquier proyecto de futuro para España es el mismo que hace cuatro años: la Europa de los 28. Bruselas y Angela Merkel. Más aún si hablamos de economía y recordamos que lo de la soberanía nacional se ha quedado en simbolismo constitucional.

2016-2020. Seguir avanzando. Crear empleo. No hacer más recortes. Fortalecer las políticas sociales. Garantizar las pensiones. Nada de lo que se nos está prometiendo estos días -y con independencia del recetario concreto de cada partido- podrá llevarse a cabo de espaldas a la canciller alemana, a la "enigmática" mujer que la revista Time acaba de proclamar Persona del año por su "liderazgo moral" y por ser un "actor indispensable" en la Europa de la crisis. De todas las crisis: primero la de la deuda, luego la de los rescates y los hombres de negro, a continuación de Ucrania y ahora de los refugiados.

El mismo título que paradójicamente reconoció en 2011 al movimiento del 15-M se otorga ahora a la persona que ha marcado las contestadas políticas de recortes, rescates y austeridad. En 2011 el mundo entero miró al "manifestante" en un viaje de la primavera árabe al Occupy Wall Street, de Atenas a Moscú, y dos jóvenes españoles, el granadino Olmo Gálvez y la gallega Carmen Rodríguez, ponían en la portada rostro a la indignación. En cuatro años, y aún está por ver si por una "recuperación" real, el protagonismo se ha invertido del lado de los mercados.

Precisamente la economía, la gestión del Gobierno de Rajoy para evitar un rescate a la griega y los signos de despegue que se han registrado en los últimos trimestres, está vertebrando el argumentario del PP para pedir la confianza de los españoles el próximo domingo. Pero el diagnóstico que comparten expertos y analistas es bien distinto: hay dos factores que explican la coyuntura actual y los dos son externos: la bajada del precio del petróleo y la política expansiva finalmente impulsada por el Banco Central Europeo.

Podemos debatir hasta qué punto cuenta lo "nacional", pero de lo que no hay ninguna duda es de que el "milagro" está fuera.

Se sabe, por ejemplo, en el sector turístico andaluz cuando se hace caja, siendo conscientes de cómo la vulnerabilidad, los conflictos y la inseguridad que se está registrando en los principales destinos competidores está determinando buena parte de los flujos de llegada de viajeros internacionales y se teme también en las entidades bancarias cuando contienen el aliento con el cronómetro fijo en el 20-D y la certeza de que se está cociendo una nueva oleada de fusiones para responder a las exigencias de "rentabilidad" del sector.

La fragilidad de gobierno que desde las municipales se ha instalado en ayuntamientos y diputaciones de toda España -y en algunas comunidades como Andalucía o Madrid- tiene un claro condicionante por el resultado electoral y, sobre todo, por la previsible política de pactos que se pondrá en marcha a partir de próximo lunes. En el mundo financiero, sin embargo, no importa tanto el 20-D como los rostros y la "sensibilidad" del gobierno que finalmente ocupe Moncloa. Y del feeling que tenga con Bruselas y con Alemania.

Hay instrucciones directas de "no hacer ruido", de no interferir y de no facilitar informaciones periodísticas hasta después de la jornada electoral, pero es una noticia a voces que BMN vuelve a estar en el ojo del huracán. El grupo de Cajagranada, intervenido en buena parte por el Banco de España, no está generando los resultados que se esperaban y no hay ni una sola oficina bancaria, de la red local o de cualquier entidad de la competencia, en la que no se especule estos días sobre la operación. Santander, La Caixa y Popular entran en todas las quinielas y BBVA de forma tangencial.

Ante cerca de trescientas personas del sector, el propio consejero delegado de Banco Popular confesó a finales de noviembre en un foro organizado por Grupo Joly en Granada que era una operación asumible si se cumplían dos condiciones: que ellos liderasen el proceso y tuviera un "valor" realmente importante para sus accionistas.

Desde dentro, el mensaje es uno: la operación no está hecha y va a depender del resultado electoral. Pocos recuerdan ya las viejas disputas de agravios e identidad que frustraron el proyecto de creación de una gran caja andaluza aunque algunos la anhelen ahora cuando se analiza la situación de debilidad de empresas estratégicas como Abengoa. Fue y sigue siendo un problema de fronteras. Y de ceguera. De pensar y actuar de espaldas a lo inevitable. Nos guste más o menos, sea más o menos rentable en términos electorales, España es Europa; España no es nada sin Europa. Ni unas elecciones nacionales se pueden afrontar de espaldas a los Pirineos.

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