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Elecciones

Jubilados de San Jerónimo

  • Dos históricas de la Transición, Becerril y Hermosín, dejan la política y otros cuatro habituales del hemiciclo no van como candidatos

El bar El Patio presume de andaluz en pleno centro de Madrid, en la calle Arlabán, entre la Puerta del Sol y la Carrera de San Jerónimo. Si van por allí, ya no verán a algunos de sus parroquianos habituales, parlamentarios andaluces como Rafael Román, un histórico de los años de la refundación socialista, que después de varias legislaturas como senador y diputado por Cádiz no es candidato a nada: "Dejé que la decisión la tomara el partido y el partido tomó la decisión que yo sabía que iba a tomar". Con él, coge la puerta Carmen Hermosín, integrante de la célebre foto de la tortilla, en la que aparece con el que sería su marido, Luis Yáñez, con Chaves, Felipe González y Alfonso Guerra. En esa foto, Hermosín luce falda tableada, como de colegiala. Ahora, acaba de sobrepasar los años de la jubilación, 65, y deja más de treinta años de actividad legislativa, en los que alzó la voz del feminismo. Los últimos cuatro años no ha tenido la actividad frenética que otras legislaturas: en la pasada sólo presentó cuatro iniciativas. La última, una valoración sobre el 25 aniversario del Instituto de la Mujer. Su presencia en el hemiciclo, situada arriba, en el centro, en el lugar en que las bancadas populares y socialistas se aproximan, era un clásico de la Cámara. Ya no lo será más: "Acaricio una vida tranquila", ha dicho.

Es lo mismo que le sucede a Soledad Becerril, la única popular presente en la primera legislatura que dice basta. "Conviene renovar las energías", dijo en la junta directiva del PP, que estaba dispuesta a proponerla como número uno por Sevilla. Con Soledad Becerril se marcha de la vanguardia política la que fue primera mujer ministro tras el franquismo, la mujer que intervino en la redacción del estatuto de Andalucía, la mujer alcaldesa de Sevilla... Toda una mujer. Su última iniciativa, de las más de un centenar presentadas en la última legislatura, estaba relacionada con el grado de cumplimiento por parte del Gobierno de los objetivos de la estrategia de Lisboa. Cuatro años hablando de Europa ahora que parece que es el fin de Europa. "En el PP hay mucha gente que puede hacer lo que hago yo y más", se justificó. Con 67 años, dicen sus compañeros, "Soledad no está para tanto viaje".

Aurelio Sánchez reconoce que en 1993 era "un pardillo". Recuerda esa campaña, su primera campaña para Madrid, de manera muy distinta a la actual. "Íbamos a pequeños pueblos de la sierra con Rodrigo Rato a preparar un mitin y nos cerraban la Casa de la Cultura. No nos dejaban pasar. Ahora, Arenas da un mitin en El Puerto y te encuentras con que hay trabajadores de Delphi aplaudiéndole". Sánchez lleva casi veinte años siendo diputado del PP por Cádiz. El partido ha decidido que se había cumplido su ciclo casi 300 iniciativas después. No lo lleva mal: "Es mejor ir de invitado que de artista".

Rafael Román piensa lo mismo. Asaltado en su despacho de la Facultad de Filosofía contesta a cómo se siente con un silencio: "No estaba pensando en la campaña, no tenía la política en la cabeza, disculpa". El periodo de descompresión parece haber pasado para él. Ahora se está peleando con la preparación de las clases en la Facultad. "Es como si empezara la carrera ahora, pero de profesor. Son 30 años fuera de las aulas. Se me han olvidado muchas cosas y me alegro de que se me hayan olvidado porque todo ha cambiado". Aurelio Sánchez y Rafael Román, defenestrados por sus partidos, se llevan de estos años en Madrid la amistad que ha crecido entre ellos. "Era una cita semanal debatir en la tele y luego irnos a tomar café con churros los viernes", dice Sánchez. Ambos son capaces de desgranar un buen número de parlamentarios de la bancada rival a los que pueden considerar amigos después de tantos años en la Carrera de San Jerónimo.

Otros dos habituales sacados de las listas no han tenido una salida tan elegante como los cuatro anteriores. En Granada, el profesor universitario José Antonio Pérez Tapias (PSOE), tras dos legislaturas, no ha ocultado en sus artículos el malestar con la deriva zapaterista. Pérez Tapias dijo "hay que tener cuidado para que ciertas medidas políticas no nos pongan muy difícil mantener la coherencia con ciertos principios y con la capacidad de mantener un discurso creíble". Y eso le sentenció. Tampoco él peleó por la continuidad.

Como tampoco lo hizo Carmen Calvo en Córdoba. Más bien, se autoexcluyó, tras dos legislaturas y una larga trayectoria política, al decir que no podía ver a la ex alcaldesa Rosa Aguilar, que le desbancó del primer puesto de la lista en su ciudad. En los anteriores comicios este puesto lo ocupó Miguél Ángel Moratinos, otra víctima de esta legislatura de la crisis.

Todos ellos, los seis, son los jubilados andaluces de la Carrera de San Jerónimo.

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