Elecciones

La voz de los indignados

  • Más de 5.000 personas protestan contra la clase política y los bancos en una manifestación convocada por las redes sociales

Manifestarse en Sevilla una tarde calurosa de mayo como la de ayer tiene su mérito. 37 grados marcaba el termómetro del Prado de San Sebastián a las seis, la hora a la que habían quedado por internet todos aquellos que necesitaban mostrar su enfado, su indignación, su hartazgo de un sistema que consideran que está muy lejos de ser una democracia real y a años luz del modelo del estado del bienestar. Qué mejor que hacerlo en plena campaña electoral para demostrarle a los políticos que hay cientos de personas que no creen en ellos , en ninguno, por muchas promesas que les hagan estos días.

El mérito es doble si a esa manifestación, convocada sin apenas publicidad y casi en exclusiva a través de las redes sociales, acuden más de 5.000 personas, según los datos de la Policía Nacional. La cantidad de público que se congregó en la Plaza de España sorprendió incluso a los organizadores de esta marcha, la plataforma Democracia Real Ya, surgida en internet e integrada tanto por ciudadanos a título particular como por diversos colectivos -desvinculados de cualquier partido político y sindicato- que se consideran indignados ante la situación que atraviesa España.

La protesta, que arrancó en el Parque y terminó en la Plaza de San Francisco con la lectura de un manifiesto, forma parte de un grupo de manifestaciones similares realizadas en 50 ciudades españolas. La de Sevilla contó con una serie de actividades paralelas, como la que protagonizaron un grupo de jóvenes universitarios en las puertas del consulado de Portugal y que llevaba por nombre Te limpio el coche con mi título. Consistía, como dice el lema, en limpiar coches con títulos universitarios para demostrar lo poco que valían estos documentos a la hora de encontrar trabajo.

A la marcha se fue sumando gente conforme avanzaba hacia el centro. A la pancarta con el lema No somos mercancía en manos de políticos y banqueros le seguían carteles con frases como "Los bancos nos roban", "Ellos comen canapés, yo no llego a fin de mes", "Poco pan para tanto chorizo", "Tengo un contrato basura", "No rescatéis a los bancos" o "No voy a tener una casa en mi vida". Había también quien quería mandar al paro a la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, a la que acusan de intentar coartar el libre acceso a la cultura con su polémica ley. Pero quien se llevó más gritos fue su jefe, el presidente del Gobierno, a quien se encargaron de recordarle una y otra vez que el paro roza los cinco millones.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios