Elecciones

El quiosco de María

NO he alcanzado a conocer la razón por la que, finalmente, el Partido Popular ha aceptado que su candidato a la Alcaldía de Málaga, Francisco de la Torre, decida participar en un segundo debate, a tres, cuando horas antes el propio interesado había afirmado que sólo se celebraría un sólo encuentro con estas características, en la última semana de campaña y con la televisión municipal como escenario. Posiblemente es que no existe ningún argumento con tintes de retorcida estrategia. Desde fuentes populares lo explicaban de forma sencilla. Hemos aceptado la invitación que nos ha llegado de Canal Sur tras comprobar la disponibilidad de la agenda de De la Torre para esa jornada. El debate se grabará el lunes y se emitirá en la noche del martes por el segundo canal de la citada emisora.

De cualquier forma me da en el tufo que las cosas no son tan sencillas como se presentan, ya que antes de que el actual regidor confirmara su intención de aceptar el reto consta que se habían barajado los nombres de Carolina España y de Elías Bendodo como posibles asistentes y que en las conversaciones previas al anuncio de su celebración los populares habrían tratado de garantizar la asistencia de la candidata socialista, María Gámez, a la cita prevista en Onda Azul. En el meollo dos hombres que no siempre dicen toda la verdad, Francisco Conejo y Julio Andrade que ahora deberán supervisar las negociaciones con la televisión pública de cara a planificar los contenidos y para tratar de que todo salga rodado. Como resultó el primer tête à têtede la campaña celebrado en la Cadena Ser bajo los buenos oficios de Ester Luque, encargada de ordenar un debate un tanto descafeinado ya que ninguno de los dos contendientes tenían la condición de cabeza de cartel y ni tan siquiera ninguno ha sido nominado como candidato a presidir la Diputación, asunto principal del encuentro.

Ambos políticos, eso sí, demostraron que el tiempo no pasa en balde y que desde su última cita para contrastar ideas y programas han aprendido bastantes cosas y, sobre todo, a templar gaitas. Menos nervios y bastante ventilador para ceñirse a una estructura de debate que termina siempre por convertirlo en un monólogo, en el que se valora más que nada la habilidad del contrario para fustigar al oponente con chascarrillos que saben manidos. En los tiempos que corren se piensa como imposible un debate electoral a calzón quitado.

De la jornada de campaña me quedo con la presentación del programa de la candidatura del PSOE a la Alcaldía de Málaga. Unas propuestas, 545, que según María Gámez son la contestación a lo que pide y necesita la ciudad y "responden a pequeñas cuestiones, que no son tan pequeñas" como la limpieza en los barrios, el embellecimiento de los mismos o el cuidado del entorno, aunque, como dijo, también "hay proyectos fuertes". Según su coordinador, Carlos Hernández Pezzi, "es realista y menos raquetero que el del PP".

Lo que no terminé de entender es la escenificación preparada para dar a conocer el programa con la figura de fondo del quiosquero de María. La candidata lo explicó diciendo que representaba a esa "gente que se trabaja el pan de cada día y que saben lo importante que es que haya un gobierno progresista en la ciudad".

Me da la impresión de que ese esfuerzo diferenciador de los responsables de la campaña socialista la están llevando a un escenario poco atractivo y con una excesiva reiteración de planteamientos que parecen cercanos a la utopía. Es de esperar que la presencia hoy en Málaga de José Antonio Griñán y Carmen Chacón sea capaz de caldear, aunque sea un pelín, el ambiente. Sino que llamen a Guerra para jalear a las masas.

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