Elecciones

Y los domingos, mercadillo

  • Los candidatos del PP y el PSOE a la Alcaldía de Málaga coinciden en paseíllo electoral por el rastro de Martiricos, convertido ya en un clásico de campaña · Francisco de la Torre y María Gámez evitan el saludo

El rastro de Martiricos es un clásico con punch suficiente para imponerse en la era de la revolución digital, de las redes sociales y de los mensajes instantáneos. Los aspirantes a la Alcaldía de Málaga no han podido resistirse ante un clásico electoral: mañana de domingo en Martiricos. Allí, entre tenderetes de zapatos y chanclas, de bragas a un euro, de cinco macetas a cuatro euros, entre puestos de aceitunas encurtidas, frutos secos y cachivaches diversos, el alcalde y candidato del Partido Popular, Francisco de la Torre, y la candidata socialista María Gámez cumplieron ayer con el rito de campaña en la atmósfera asfixiante y colorida del mercadillo. 

De la Torre reconoció que ir uno de los dos domingos de la campaña electoral a Martiricos "forma parte de la tradición" y exaltó su "conveniencia" e "interés" por el contacto directo con los vecinos. Aseguró que Málaga es la ciudad que tiene más mercadillos, si bien no precisó en qué ámbito. El paseíllo electoral del aspirante popular fue fácil: aclamaciones, besos, saludos y ánimos, mientras el trenecito de campaña del PP permitía subir a bordo al público para darle paseos por los alrededores y miembros de la candidatura popular y personal de campaña repartían caramelos, gorras, bolígrafos y mecheros. Sólo una vendedora que le instó a abandonar porque, dijo, "12 años son suficientes" y en un puesto de flores se quejaron del futuro traslado del rastro de Matiricos a la zona del Cortijo de Torres. 

Francisco Domínguez, vendedor en un puesto de chanclas del rastro, le recordó al candidato popular que sólo unas horas antes había "orado" por él. Francisco de la Torre asistió el sábado por la noche en La Palmilla a una celebración religiosa de la Iglesia de Filadelfia oficiada por los pastores de esta confesión en Málaga y Juan José Cortes, padre de Mariluz, la niña muerta violentamente en Huelva y ahora militante del PP. Este acercamiento de los populares al barrio de La Palmilla lo inició en sus tiempos la ex alcaldesa Celia Villalobos y desde entonces le ha traído excelentes réditos electorales a esta formación política. 

Francisco de la Torre aguantó dos horas largas en Martiricos, tiempo suficiente para aclarar que él de pequeño tuvo gusanos de seda, según le contó a una vendedora que trataba de colocar un buen surtido de bichos y hojas de morera, aseguró que le gustan los rastros populares y que acude a ellos fuera del periodo electoral. Eso sí, la última vez que pisó un mercadillo fue hace dos años y lo que es comprar, no compra. Lo que le gusta es "observar". 

La comitiva electoral del Partido Popular casi se da de bruces con la que encabezaba la candidata socialista María Gámez en una de las bocacalles del mercadillo. Sin embargo, ambos candidatos hicieron la vista gorda y evitaron saludarse. 

 

María Gámez no repartió en el rastro gorras, mecheros ni bolígrafos, sino bolsas de papel vacías que resumían la intencionalidad de su estrategia electoral: darse a conocer. Las siglas del PSOE sólo aparecían en segundo término y con una tipografía intencionadamente menos visible. 

La candidata acudió con un mensaje: la necesidad de apoyar la venta ambulante y el pequeño comercio en una ciudad que es la que "tiene más metros de grandes superficies por habitante". Tampoco explicó en relación con quién. En cualquier caso, Gámez identificó las grandes superficies comerciales como la mayor amenaza del comercio tradicional y se acercó a los vendedores de Martiricos proponiendo mejorar las infraestructuras, los entoldados y prometiendo cuartos de baño y exenciones en los impuestos en los periodos en los que las inclemencias meteorológicas impiden la venta ambulante. 

La aspirante socialista, que confesó ir a los mercadillos sobre todo para buscar plantas y especialmente clivias, sus favoritas, llegó a ser jaleada al grito de "ia, ia, María a la alcaldía", aunque también fue interpelada en un momento de cierta tensión cuando una vendedora se quejó a voz en cuello de que los políticos sólo se acuerden del mercadillo "durante las elecciones y después se quitan del medio", lo que animó ciertos abucheos contra el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. 

Pasadas las 13:30 de la tarde el periplo electoral por los puestos ya había concluido sin compras significativas, salvo los frutos secos y las aceitunas de las que dieron algunos miembros de ambas comitivas. Martiricos regresaba a su normalidad multicolor y previsiblemente seguirá así hasta dentro de cuatro años.

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