Elecciones

Gabriel Amat, pícaro y constante

  • Cuando llevaba arena a los invernaderos en burra quería ser el primero. Hoy mantiene intacto su afán de superación

GABRIEL Amat  aspira a repetir como alcalde de Roquetas y a dirigir la provincia desde la Diputación Provincial. Un hecho no confirmado, pero es un secreto a voces. Si las encuestas son creíbles nada se lo va a dificultar a un político de raza que mezcla, a partes iguales, la constancia y la picardía; el trabajo y la inteligencia natural; la frialdad y el calor humano.

Amat es una especie de lince estepario, hecho a si mismo, capaz de explicar a un urbanista el Plan General que quiere, sin haber cogido nunca ni un lápiz ni un cuaderno de dibujo lineal y, ni mucho menos, un rotring.

Comenzó joven a trabajar, -era casi un niño-, y no soportaba que los mayores (dixit) "le mojaran la oreja". Quizá por ello cuando se trataba de llevar arena en serones, desde el lecho de la rambla de La Rábita a los invernaderos, se las apañaba para darle caña al burro que iba cargado, a echar paladas antes que nadie y a empujar con el alma, si era necesario, con tal de que nadie llevara un gramo más dque él.

Ese afán por el trabajo y por superarse cada día aún hoy permanece. Todavía relata y le brillan los ojos cuando habla, como empezó en Roquetas de Mar, como compraba y vendía tierras y cómo se quedaba con una parte de lo adquirido para incrementar su patrimonio. Visión empresarial que ha aplicado a la política, aderezada con sentido práctico, guante de seda y mano dura. Hoy y hasta el próximo 22 de mayo se recorrerá media provincia, visitará casi todos los barrios de Roquetas y no cejará hasta alcanzar la meta soñada. Un plan que dibujó en su cabeza cuando asumió la presidencia de un Partido Popular dividido y escindido y que ahora acabará por cumplirse.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios