Elecciones

Fragmentación política

  • Cuatro partidos políticos concurren a unos comicios de cuyo desenlance dependerá el futuro político de la mayoría de los cabezas de lista · Las deudas a los proveedores marcan esta legislatura

ESPADAS en alto para batirse el cobre en las urnas. Así esperan los cuatro partidos políticos que concurren a la cita del 22 de mayo en Bollullos par del Condado, unos comicios de cuyo desenlace dependerá para bien o para mal el futuro político de la mayor parte de sus cabezas de listas.

La batalla aun no ha dejado ningún damnificado, aunque las heridas sean difíciles de supurar y algunos candidatos concurran con el estigma de estar procesados (PSOE) y otros acusados de incumplir sentencias judiciales (IB). Entre tanto, las deudas que judicialmente reclaman un grueso de proveedores penden cual espada de Damocles sobre la viabilidad financiera de la institución, dejando en quimera cualquier posibilidad de inversión. Un dato que augura, sin duda, una profunda catarsis a la que tendrán que hacer frente el futuro equipo de gobierno.

Huelga decir que la propia configuración de la cámara local fue un dardo envenenado a la estabilidad institucional. Si en 2003 ninguna fuerza política lograba la mayoría absoluta, 2007 no fue distinto. El PSOE ganaba los comicios con siete concejales, seguido de seis IU y cuatro el PP. En casi cualquier recóndito lugar de Andalucía no existirían mayores dificultades a la hora de suscribir los denominados pactos de izquierda; si bien hablamos de Bollullos y el pasado siempre se cobra sus facturas a largo plazo.

En 1999 un tripartito entre PSOE, PP y PA arrebató la alcaldía a IU. Carlos Sánchez lideraba este tripartito que supuso una quiebra social y política entre dos partidos que hasta entonces compartían ciertas afinidades. Por si el clima y la tensión no estuviesen suficientemente viciados, antes de enfilar la recta final de la legislatura la única edil del PA se desmarca de sus socios de gobierno y suma su apoyo a IU, tras una moción de censura contra Sánchez. Nuevo cambio de alcaldía, nuevos picos de tensión.

Llegamos a 2003 la anhelada mayoría absoluta quedó lejos del PSOE. No obstante, el denominado pacto de progreso obligó a los representantes locales de IU a apoyar la investidura de Sánchez, si bien la legislatura sería igualmente convulsa y acentuada por un gobierno en minoría. La inestabilidad política le pasó factura a un PSOE atado de pies y manos. La obcecación por sacar adelante proyectos como el Recinto Ferial les llevaría a vulnerar numerosos procesos "administrativos" y urbanizar un terreno rústico, sin duda la operación más controvertida de su mandato y por la que mantiene abierto un proceso penal.

El periodo 2007-2011 siguió parejos derroteros. Nuevamente IU se comprometía a no suscribir ningún acuerdo con la "derecha" y ello incluía su ciudad talismán. Sin embargo, la disciplina provincial se quebró ante una Asamblea local que clamaba vendetta y dejar de estar supeditada por inacción a dejarle en bandeja de plata la alcaldía al PSOE, siendo así "meras marionetas de las estrategias provinciales".

La moción de censura se fragua en 2008, derivando en un cisma en el seno local IU, cuyo desenlace finaliza con la expulsión de cinco de los seis ediles que suscriben la moción de censura que apoyaron los cuatro representantes populares. De los ediles díscolos nace Independientes por Bollullos, que encabezará el propio Francisco Díaz, aupado por la vieja guardia de izquierdas. En cuanto al PP y al PSOE no hay nada nuevo, ambos partidos optar por confiar su liderazgo en Manuel Moreno y Carlos Sánchez respectivamente. Las novedades vendrán de la remodelada IU, quien representa a Juan Félix Camacho.

De todas formas algunos afiliados de distintas fuerzas políticas comentan, off the records, que desde un punto de vista meramente estratégico es casi preferible no ganar los próximos comicios, si no erigirse en una alternativa sería de futuro. La razón: el brutal desgaste que va a sufrir el próximo gobierno a la hora de cuadrar unas cuentas que hacen aguas y cuya deuda municipal se cifra en cerca de 18 millones de euros. La treintena de denuncias en firme por parte de los proveedores amenazan con sesgar cualquier intento de inversiones y todos los servicios se tendrán que sufragar mediante el abono de tasas. De otro lado los ingresos estatales y de IBI tendrán que ser destinados al pago de nómina, ello si antes no se hace perentoria la adopción de un Expediente de Regulación de Empleo Temporal a imagen y semejanza del que tuvo que llevar a efectos Escacena como único reducto de supervivencia.

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