Probablemente, sea la expresión más escuchada de cuantos hombres hablan de sus parejas. Llamar ‘loca’ a una mujer es lo más fácil, lo más usado y lo más cruel. Y sorpréndanse: puede acaba en una denuncia ante la policía. La salud mental está más protegida de lo que crees.

Cada vez que ha ido a urgencias, Venus ha escuchado algún comentario o carcajada. Resulta muy difícil explicar que sientes orgasmos uno detrás de otro sin que hayas hecho nada para provocarlos. Que sucedan, sin más. Y que conviertan, lo que debería ser placer, en una pesadilla.

Confesemos, a todos lo que más nos gusta es el sexo oral. Es el número uno en el ranking de apetencias sexuales de todas las encuestas que se precie. Es el placer por excelencia. Es a lo que no queremos renunciar, una de las acciones amatorias más apetecible: Sexo oral, sí.

De todas las fantasías sexuales hay una muy extendida y es la de la participación en una orgía. El cine y la literatura nos han allanado tanto el terreno que estamos deseando que nos inviten a una. ¿Creen que es muy difícil? En absoluto. Basta con que, de verdad, quieran.

Días de desenfreno, alcohol, fiesta y, seguro, sexo. Ahora toca encajar todo eso en el organismo y seguir adelante. Las resacas son ese proceso reconstruido, casi siempre doloroso, con el que intentamos recuperarnos. A menos que tu resaca sea sexual. Que eso quiere decir que aún quieres mambo.

Comenzamos año. Y ojalá lo comencemos con muchas expectativas. Personales y profesionales, si quieren, las primeras. Pero permítanse, también, desear una mejor vida sexual en el año venidero. Cojan un papel y un boli y apunten todos aquellos triunfos sexuales a los que aspiren.

Unos dicen que es por la efusividad de despedir el año, otros porque vemos a personas que no vemos a lo largo del resto de los meses y, aprovechamos, la festividad y los efluvios del alcohol para soltarnos la melena. Lo reconozcamos o no, es, justo, en estas fiestas cuando más sexo tenemos. Se ve que la Navidad nos pone cachondos.

Todos tenemos esa lista en Spotify a la que recurrimos cuando triunfamos. Esas canciones que nos hacen pensar, como pocas, en todo lo que podemos hacer en la cama. Nos dejamos mecer por los acordes de las canciones que más nos excitan y nos hacen creer que tenemos poderío. Todos tenemos una banda sonora para triunfar en la cama.

Después de una hecatombe personal, sea la que sea, una de las primeras reacciones es la falta de afectividad sexual. Nos deja de apetecer tener sexo. Nos olvidamos del deseo, dejamos de querer que nos toquen y nos escondemos debajo de las piedras hasta que amaine. Cuando la sexoafectividad es la que puede mimarnos y ayudarnos a superarlo todo.

Las pensamos porque no podemos reprimirlas. Son impulsos de nuestra propia inteligencia que se transforman en irrefrenables deseos de sexo. Las fantasías sexuales forman parte de nuestro repertorio mental y amatorio.