Ángel Movellán es uno de los temperamentos más interesantes y responsables de la joven escultura española. Su apellido es ya una cierta garantía de éxito, porque tanto su padre como sus hermanos han demostrado sus hondas inquietudes artísticas; unos en la fotografía, otros en el periodismo y otros en la construcción de embarcaciones.

En su alegre y acogedor estudio, Movellán recibe la visita de Diario de Cádiz. Es un estudio al que diariamente acuden poetas, pintores y curiosos para mantener un rato de conversación.

Ángel Movellán posee un oficio depurado y afirma que no hay escultura si no hay sinceridad, ya que ser sincero es la primera regla del artista.

El escultor gaditano considera su maestro a Echegoyán, que marcó sus primeros pasos.