Cambio climático

El sector del automóvil encaja mal el fin del coche de combustión

  • Los fabricantes consideran excesivos los planes del Gobierno y los concesionarios temen que provoquen un parón de las ventas

La ministra Teresa Ribera, al volante, ayer en Barcelona.

La ministra Teresa Ribera, al volante, ayer en Barcelona.

El documento que ha dado a conocer el Ejecutivo, y que pretende ser el “germen” de la futura ley de cambio climático y transición energética, provocó ayer una sucesión de reacciones y dividió a los agentes económicos, políticos y sociales entre quienes la tachan de “poco ambiciosa” y quienes la califican de “excesiva”.

El año 2040 aparece ya fijado como la fecha límite para matricular vehículos ligeros contaminantes (todos los diésel, gasolina, híbridos o propulsados por gas) y 2050 como el año en que la circulación de ese tipo de coches estaría ya definitivamente prohibida en España.

La propuesta gubernamental ha sido mal recibida por algunas de las principales organizaciones del sector automovilístico, como la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles, Turismos y Camiones (Anfac), que la ha tachado de “excesiva” o la patronal de concesionarios Faconauto, que ha expresado su temor por que genere un retroceso de las matriculaciones.

La propuesta española es similar también a la del Reino Unido, donde la venta de vehículos diésel y gasolina estará prohibida en 2040, y también a la de países como Francia, Dinamarca, Irlanda, Holanda, que trabajan con el horizonte 2040, o Noruega, que adelantará esta medida a 2025.

La ministra de Industria, Reyes Maroto, señaló por su parte que la fecha de 2050 “es un horizonte conservador, prudente y negociable”, y observó que en comparación con Europa no se trata tampoco de una fecha “demasiado ambiciosa” ya que otros países se van a adelantar.

Maroto apeló a la importancia del sector de la automoción: “Es un sector responsable, que sabe que tiene que trabajar en esa línea, porque si no lo van a hacer otros”.

Las principales organizaciones sindicales advierten sin embargo del riesgo que encierra la propuesta del Gobierno, que puede amenazar la estabilidad del empleo en muchos centros de trabajo.

Para UGT, la iniciativa pone “en serio peligro” la estabilidad de los centros de trabajo y los miles de empleos del sector automovilístico español, y Comisiones Obreras pidió al Ejecutivo que no se convierta en un “inquisidor ecológico” con los coches.

El principal socio parlamentario del Gobierno, Unidos Podemos, apostó por que se cambien las líneas de producción de coches diésel por la de vehículos eléctricos, al observar que “no es de recibo” que se mantengan esas líneas en España mientras en el norte de Europa se están ya cambiando.

El secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, criticó las “ocurrencias y chapuzas” de este proyecto de ley.

Impulsar la ley de cambio climático era una de las prioridades legislativas del Gobierno tras ganar la moción de censura y uno de puntos incluidos en los acuerdos de presupuestos que alcanzaron recientemente por el Gobierno y Unidos Podemos. Para impulsar ese proyecto de ley representantes del Ministerio para la Transición Ecológica y del grupo Unidos Podemos constituyeron un grupo de trabajo para avanzar en ese borrador de la ley, que la formación morada desconoce aún.

Ribera ve “prudente” la fecha de 2040

La ministra para la Transición Energética, Teresa Ribera, considera que la propuesta de prohibir la matriculación y venta de todos los vehículos ligeros que emiten de forma directa dióxido de carbono en el año 2040 es “prudente” y se alinea con otros países del entorno europeo.

“Las propuestas que maneja el documento de trabajo están alineadas con lo más prudente de los países de nuestro entorno. Países como Bélgica, Finlandia o el Reino Unido adelantan esas fechas de prohibición de venta de vehículos de combustión”, dijo.

La ministra ha apelado a la “corresponsabilidad” de las instituciones públicas y la industria para que el cambio de modelo energético no vaya en detrimento del sector del automóvil, que representa el 11% del PIB español y emplea a casi el 14% de los trabajadores del país.

Ribera sostuvo que para poder mantener la competitividad, el sector automovilístico español debe afrontar el “desafío” que supone evolucionar desde el punto de vista energético.

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