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Tribuna Económica

gumersindo Ruiz

El renacimiento portuario

Entre los puntos de la nueva geoestrategia de comercio marítimo destacan el desarrollo náutico y la concentración de puertos y su relación directa con la agricultura, la industria y la energía.

HACE unos días, en el encuentro anual que celebra la asociación Arethuse, fundada hace más de treinta años en Andalucía, y que reúne a investigadores de economía y empresa de las universidades de la Europa del sur, se trató el tema de las comunicaciones, destacando una conferencia del profesor Fernando González Laxe sobre la nueva geoestrategia portuaria. Hay al menos tres ideas que podemos extraer, todas de gran interés para Andalucía, por la importancia que los puertos deberían tener para nosotros.

La primera, los vínculos que hay entre desarrollo marítimo y crecimiento económico, por el aumento de los flujos marítimos, nuevos bienes transportados, regulación portuaria, y agentes que surgen en esa nueva forma empresarial que toman los puertos. Por una parte, el tamaño de los barcos pasa de unas 5.000 TEU en los años 90 (medida que indica el número de contenedores de unos 36 metros cúbicos que puede llevar), a más de 18.000; además, se especializan por tipo de mercancía, como el vino o el aceite. En cuanto al tráfico, si en los últimos 30 años el producto de la economía mundial crece un 75%, el tráfico marítimo lo hace en un 125%. Las cifras de transporte marítimo hacen parecer ridículas las de otros medios de transporte, y prácticamente todo nuestro abastecimiento (hidrocarburos, materias primas, bienes elaborados) viene por mar.

La segunda característica actual de los puertos es la concentración mediante la cooperación entre puertos, lo que da lugar a puertos de grandes dimensiones; pese a ello, no hay más que dos puertos europeos entre los veinte principales del mundo. También se concentran las compañías marítimas, y sólo cuatro grupos controlan ya el 79% de la capacidad del comercio mundial. Esto nos lleva a la conclusión de que se está produciendo un profundo cambio a través de fusiones, especialización, y capacidad de gestión, que se corresponde con cambios en las mercancías que transportan, las rutas, los barcos, los propios puertos y las redes logísticas o cadenas integrales de suministro. Los puertos cambian de ser gestionados como infraestructuras, a hacerlo como empresas complejas. En Andalucía nos encontramos que el único puerto de importancia en la jerarquía portuaria, que es el de Algeciras, no tiene prácticamente relación con su entorno, y algo parecido ocurre con Huelva y Almería; Sevilla y Cádiz sí operan con su hinterland, y algo menos Málaga. Hay una doble tarea pendiente en Andalucía: vincular los puertos con la economía local, y trabajar en la colaboración entre puertos.

Una tercera idea es la relación con la agricultura y la industria, el suministro de energía y el comercio; y de ahí las conexiones con el ferrocarril ("el oxígeno de los puertos"). Los entornos regionales influyen en parte en la competitividad de los puertos, pues estos no son entidades aisladas, sino parte de un territorio. A veces nos encontramos en que no sabemos por donde tirar para mover la economía, y es razonable aprovechar lo que tenemos, adaptarlo y coger impulso. Hay que saber ver que los puertos andaluces no son sólo eslabones en una cadena de transporte, sino herramientas de transformación del entorno.

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