Economía

Las nuevas posibilidades que ofrecen unas naranjas

  • A las fermentaciones tradicionales de cebada (cerveza), uva (vino) y manzana (sidra) se une ahora la de los cítricos gracias a la innovación de cuatro biotecnólogos

Los antiguos griegos creían que la diosa Hera tenía un hermoso jardín en el que se encontraba el árbol de las manzanas de oro, en algún lugar de la cordillera del Atlas cuidado por las tres ninfas hespérides. Comúnmente, ese árbol mitológico se representaba como un naranjo o un limonero, y el robo de sus frutos fue objeto de uno de los doce trabajos de Hércules.

Esta fue la leyenda que inspiró a Alberto Barrera, Antonio Coronel, Juan Diego Cordón y Cristóbal Fernández para darle nombre a su empresa: Grupo Hespérides Biotech, nacida, en 2008, bajo el manto de la Universidad Pablo de Olavide (UPO). El germen fue una idea de Alberto Barrera que, allá por marzo de 2007, le propuso a sus compañeros de biotecnología la posibilidad de diversificar el mercado de la naranja, "que sólo se consume como fruta de mesa o como zumo", explica. Y así se plantearon la posibilidad de hacer uso de los excedentes de la gran producción de cítricos para crear algo nuevo.

¿El producto? Una bebida de baja graduación alcohólica (2,5 grados) a partir de la fermentación del zumo de naranja. El proyecto dio sus primeros pasos en el laboratorio de Carlos Santos Ocaña, profesor del área de biología celular en la UPO, que siempre creyó en ellos.

Tras un primer año de intenso trabajo en el laboratorio, un día, paseando por Sevilla, descubrieron que en una tienda vendían vino de naranja, "y el mundo se nos vino abajo", subrayan. Pero descubrieron que se trataba, simplemente, de vino de uva macerado con cáscara de naranja para darle saber y olor. "No tenía nada que ver con nuestro producto", indica Antonio Coronel, "que ha tenido enorme reconocimiento porque ha creado una nueva línea de bebidas fermentadas, que se une así a las clásicas cerveza, sidra y vino". El nombre comercial del invento, que ya es patente, es Speriens, y se refieren a ella como "la bebida del siglo XXI", expresión que se ha convertido en su slogan. Su objetivo es diferenciarse de la cerveza, de ahí su menor graduación alcohólica.

En la actualidad buscan licenciatario, es decir, una empresa a la que cederle el derecho de la patente para su explotación porque, afirma Cristóbal, "llevar el producto al mercado con nuestros propios medios es complicado y, además, queremos centrarnos en el desarrollo y la innovación". Destacan que ya tienen contactos con empresas importantes del sector y que también buscan distribuidores a nivel internacional. Para ello, acudirán a Anuga 2011, una importante feria alimentaria que tendrá lugar en Colonia (Alemania) en octubre, donde presentarán Speriens con el objetivo de cerrar algún acuerdo con empresas del sector de las bebidas. Aún hacen y embotellan su invento a escala de laboratorio, aunque para acudir a Colonia necesitarán una producción mayor. Para eso han contado con la ayuda de Ainia, un centro tecnológico valenciano que les ha servido de planta piloto.

Mientras tanto, continúan con el estudio y mejora de su fermentación de la naranja, colaborando con un grupo de investigación del departamento de nutrición y bromatología de la Universidad Pablo de Olavide para identificar las propiedades saludables de la bebida. "Speriens tiene un mayor potencial antioxidante que el zumo de naranja y podría ser la primera bebida de baja graduación alcohólica (su variedad de 0,9 grados) con reivindicaciones saludables", explica Antonio Coronel.

Pero como buenos emprendedores, no se quedan sólo con la fermentación del zumo de naranja, y han creado Innoagral, una subempresa del Grupo Hespérides que ofrece productos y servicios para el sector agroalimentario y medioambiental, tales como mejora de cultivos, controles de calidad, etcétera. Además, su división alimentaria sigue buscando el desarrollo de nuevos productos. En concreto, están inmersos en la obtención de una bebida tipo kéfir (producto lácteo fermentado propio del Cáucaso) mediante modificaciones en su proceso de elaboración para cambiar sus propiedades organolépticas (sabor, textura, olor...) y "occidentalizarlo", de tal forma que resulte atractivo su consumo. "Y también el vinagre de naranja", indica Antonio, "que es factible mediante una fermentación acética del zumo de naranja". Así no se distancia de su objetivo inicial, que fue dar salida a los excedentes de cítricos.

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