La Jaboteca es fruto de una historia de amor entre sus propietarios y la naturaleza. Un auténtico regalo para una vida laboral cansada de girar siempre en la misma dirección hacia un mismo objetivo: trabajar por compensación económica.

Tras varios años viviendo y desarrollando una actividad profesional consolidada en Madrid, Carmen María Fernández y Freddy Sánchez-Arjona, ambos informáticos, descubrieron en un viaje a Londres el que sería más tarde el escape a la rutina diaria: el mundo del jabón artesanal. Años más tarde, otro viaje, en este caso a Tailandia, les dio el impulso definitivo al espíritu emprendedor que ambos siempre habían compartido. "Una vez que abandonamos Tailandia, dejando atrás todo un modo de vida distinto y una naturaleza exuberante, dije: quiero hacer otra cosa, decidir por mi propia iniciativa".

Así fue cómo Carmen María y Freddy abandonaron el trabajo y la vida en Madrid para comenzar una nueva aventura profesional en Sevilla, ciudad natal de Carmen. "Teníamos claro que debíamos buscar una actividad creativa, que nos aportara una gran satisfacción personal. También, que lo que hiciéramos tenía que estar relacionado con la naturaleza. Siempre nos había llamado mucho la atención todo lo que envuelve al jabón artesanal, los aceites naturales, las esencias, el olor ...".

A partir de ese momento, los propietarios de La Jaboteca comenzaron a mover los hilos para la puesta en marcha de un establecimiento único en Sevilla, cuya mayor aportación ha sido recuperar técnicas ancestrales para brindarlas al consumidor del siglo XXI en forma de jabones y aceites con propiedades terapeúticas y cosméticas.

COMERCIO INNOVADOR

Fue en abril de 2005 cuando Sevilla vio nacer la primera Jaboteca de la ciudad, en una de sus principales vías comerciales: la calle Asunción. Se trataba de un comercio pionero e innovador basado en la comercialización de jabones artesanales, elaborados a partir de compuestos de frutas y flores, y de sus aceites naturales y esenciales. En estos cuatro años, sus jóvenes propietarios han abierto dos tiendas más en el corazón del casco histórico: una en la populosa calle Cuna y otra en la turística García de Vinuesa.

El próximo paso es la inminente entrada en funcionamiento de una planta de fabricación propia en Villamanrique de la Condesa (provincia de Sevilla) y la apertura de la tienda on-line, consolidando de este modo la estructura de una empresa que, a pesar de su juventud, ya cuenta con el reconocimiento empresarial A la imagen exterior del pequeño comercio, que otorga la CECA a través de los premios Rediseña tu comercio, de la CECA.

demanda de bienestar

Cuatro años después de su creación, La Jaboteca sigue evolucionando para poder adaptarse a los cambios, a la demanda creciente de bienestar de los clientes, teniendo siempre como premisa de partida la calidad y la sencillez del producto. "Quien viene a La Jaboteca busca rodearse del placer lo natural: de los olores puros, de la textura...", comenta Carmen María. "Una vez aquí, disponen para elegir de una media de veinte tipos de jabones naturales con propiedades distintas, según el tipo de aceite empleado en su elaboración -de oliva o de glicerina- y de los componentes naturales añadidos tras la saponificación".

Gracias a la investigación de las materias primas y al ensayo con distintas formulaciones, La Jaboteca logra elaborar periódicamente nuevos jabones con los que logra "refrescar" una gama viva de productos.

Los aceites esenciales y los naturales conforman otro capítulo importante del negocio. Carmen María explica que "a través de los aceites, los clientes pueden elaborar productos específicos (cremas, bálsamos, etc...) a su medida.

La madre naturaleza también es la responsable de las propiedades aromatizantes de los ambientadores, como los elaborados con pura esencia de hierbabuena, mandarina o lavanda, y de las placenteras sensaciones de las bombas de baño cítricas y florales. En breve, La Jaboteca aumentará la gama de perfumes y colonias naturales.