El Poliedro

A holgar, que la lucha se va a acabar

  • Dinamarca, como España, tiene una natalidad muy baja para sus pensiones, pero su mercado laboral no es tan patético.

SIN duda el creativo publicitario pensó en la madre patria -en concreto, la danesa- al llamar con doble sentido a la campaña Do it for mom (Hazlo por mamá): en la madre patria... y en la abuela, porque son las abuelas en este caso las madres clave. Aunque la campaña es de una agencia privada de viajes, y cabe deducir que lo que verdaderamente se busca es hacer publicidad propia y no propaganda comprometida, el vídeo quiere estimular la natalidad en Dinamarca. En él se advierte que el Estado de bienestar danés está en peligro por la baja fertilidad de sus habitantes, y se pide a las abuelas que hagan que sus hijos les den nietos -e hijos a Dinamarca- mandando a la pareja de viaje. La hipótesis implícita es que al irse a hacer turismo, la gente se relaja, se siente estimulada mentalmente y todo ello a la postre redunda en más ganas de tener coyunda con la propia o el propio. Nada más y nada menos que un 46% más de sexo (no se vaya tan rápido a rumbo o edreams: dando por cierto ese incremento de la pasión, si, por ejemplo, una pareja estable y aún joven suele hacer el amor los miércoles y el preceptivo sábado sabadete, en una semana en Copacabana lo haría... tres veces. Tampoco es que sea tan rentable el embarque). Contrariando al Can't buy me love de los Beatles, asegura el clip que sí, que se puede comprar el amor: gastándose los cuartos -los de la suegra- en viajes. Lo que haga falta por el futuro de las todavía suculentas pensiones de los que van llegando a viejos en Dinamarca. Hay aquí un bucle benéfico, también implícito: "Abuelas, ustedes tienen su jugosa jubilación asegurada, pero el Estado no lo ve claro de aquí a unos años, porque habrá muy pocos cotizantes y muchos pensionistas. No salen la cuentas, así que rásquese el bolsillo para ayudar a fabricar futuros cotizantes rubitos".

Dinamarca tiene una tasa de natalidad muy baja (10 nacimientos por 10.000 habitantes en 2014) que pone en riesgo la llamada sostenibilidad de su sistema de pensiones. En lo tocante a pirámide poblacional, por suerte -algunos piensan que no es suerte, que es una bomba de relojería-. Dinamarca es además un destino dorado para la inmigración, que es tratada por el Estado como se la trata en pocos países del mundo (del mundo deseado por los que se ven forzados a emigrar, o sea, cierta Europa, cierta Norteamérica y algún que otro país de la Commonwealth). El país de Hamlet, la Carlsberg, el Lego y no pocas grandes corporaciones hace tiempo que ve surgir entre su población autóctona un movimiento xenófobo con creciente éxito en las urnas, en ciertas zonas aguerrido, si no violento: son vikingos muy refinados, van en bici, cenan a la luz de velas de diseño, hablan bajito y hay un alto porcentaje de mayores que da gloria verlos... pero son vikingos, y existe allí un profundo amor por su patria y sus logros. Sin estridencias, salvo excepciones, pero profundo.

Inevitable pensar en España, con la misma tasa de natalidad que Dinamarca. Nuestra pirámide de población hace tiempo dejó de tener forma de pirámide para mutar en pícnico Sancho Panza, y comenzar a parecer otra vez pirámide, pero ya invertida: muchos maduros, pocos niños. España no atrae mano de obra cualificada del extranjero que cotice, y tras el estallido de la burbuja, la ingente inmigración que vino a trabajar comenzó a volver a su tierra o a otras más promisorias. O pasó a engrosar el paro junto a los nativos, si tuvo derecho. En España, a diferencia de en Dinamarca, que tu suegra te mande a chingar sin barreras a Lanzarote, y vuelvas con la semillita germinada, no ayuda a resolver el problema del futuro de las pensiones. Porque aquí -no allí, beatus ille- los jóvenes no suelen tener empleo. Sencillamente.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios