Economía

Los expertos analizan la vertiente menos optimista del turismo

  • Según Gregoire de Kalbermatten, comisionado de la ONU contra la desertización, "la demanda está manipulada por intermediarios que tienen un interés específico"

Expertos en cooperación internacional coincidieron la semana pasada en la Expo de Zaragoza en advertir que el turismo también puede ser una amenaza porque "está muy motivado por la oferta, y a veces la demanda está manipulada por intermediarios que tienen un interés específico, no siempre en consonancia con los intereses locales". Así lo expuso el vicepresidente de la convención de la ONU para la lucha contra la desertización, Gregoire de Kalbermatten, quien se refirió a la proliferación de campos de golf, que calificó de "reclamo estúpido" porque en zonas áridas supone que el agua que se emplea para regar esos campos es un recurso que se suprime a la población.

Estas prácticas, advirtió, pueden generar situaciones en las que la seguridad no esté garantizada y eso supone una "amenaza para el turismo". Gregoire de Kalbermatten señaló que es necesaria una técnica multidisciplinar en zonas áridas que combine el valor paisajístico, la gestión de la vida salvaje, los valores culturales e históricos y la calidad de las infraestructuras. En este sentido también se pronunció el experto del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUE), Robert Languar, quien aseveró que el "golf no tiene tanto futuro y tiene que pensarse con otras actividades". Para Languar, el "marketing ha hecho que el golf sea un producto fantástico, pero hay que buscar otras alternativas que aseguren la sostenibilidad". Entre los datos que aportó, señaló que un campo de golf de 18 hoyos "consume el mismo agua que una ciudad de 15.000 habitantes".

Languar también dijo que un turista en España utiliza hasta el doble de agua que un local y puede llegar a emplear hasta 440 litros diarios frente a los 220 de un ciudadano local".

condiciones

Estos expertos coincidieron también en que la estrategia del turismo puede solventar la degradación de los frágiles ecosistemas desérticos, pero "siempre con condiciones en las que se aúnen la oferta y la demanda en la que el punto medio sería la capacitación y la generación de ingresos para que el turismo sea sostenible", subrayó Gregoire de Kalbermatten, quien participó en el II Congreso Internacional Oasis y turismo sostenible, en la Tribuna del Agua de Expo 2008.

En su intervención incidió en que el turismo "no sólo tiene que ser una fuente de ingresos en estas zonas a costa de la sostenibilidad porque la degradación futura que generará será mayor. Para este experto alemán, el turismo que se debe promover hay que estudiarlo porque esa actividad es muy exigente y se precisa de un "sistema a la carta" que no implique un turismo masivo y que sea capaz de preservar la naturaleza de esos ecosistemas.

A su parecer, la clave se encuentra en la "diversificación" para conseguir un equilibrio entre las prácticas agrícolas de los oasis con el turismo que ha de asegurar la "sostenibilidad". Para llevar a cabo este equilibrio, propuso considerar aspectos como las infraestructuras, los accesos, la capacitación de la población local y atender las demandas del turismo que necesita de un cierto atractivo que sea un reclamo para atraer visitantes.

Ante la posibilidad de que el turismo pueda combatir la degradación de los ecosistemas de los oasis, Gregoire de Kalbermatten subrayó que "depende de la economía y puede contribuir a generar trabajos de agricultura como alternativa a prácticas intensivas", una fórmula que se ha aplicado con éxito en zonas de Namibia. En este foro también participó la coordinadora del programa Azahar de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Elena Pita.

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