Tribuna Económica

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Los estragos del miedo

El miedo a que el coronavirus provoque una recesión global ha tumbado las bolsas de todo el mundo. Un lunes negro que los mercados financieros no recordaban desde el anuncio del Brexit. En tan sólo un día la banca perdía 45.000 millones de euros. La cuarta mayor caída de toda la historia del Íbex. Son los estragos del miedo y de la incertidumbre. Nos enfrentamos a una crisis sanitaria global que exige una respuesta global y coordinada. Los organismos internacionales que al principio solicitaban prudencia, hoy reclaman acciones de contención contundentes, urgentes y coordinadas. La OMS reclama la cooperación global. El FMI advierte del impacto económico global y reclama una acción inmediata y coordinada con políticas monetarias y fiscales. El impacto en términos de bienestar económico y empleo será muy superior al impacto directo en la salud. Hasta ahora las respuestas de los gobiernos han sido tibias, descoordinadas y de alcance nacional. Una crisis sanitaria global exige una contundente y coordinada respuesta global. En la última reunión de ministros y bancos centrales del G-7 no se llegó a ningún acuerdo. A la propuesta del Banco de la Reserva Federal de EEUU de practicar una bajada simultánea de los tipos de interés no hubo respuesta. La Reserva Federal actuó en solitario reduciendo un 0,5% el tipo de interés. Los mercados financieros no se dieron por aludidos y profundizaron sus caídas. No era ni lo adecuado ni lo suficiente.

En la Unión Europea todavía no ha habido una respuesta colectiva. Las soluciones han sido nacionales: tardías y obligadas en Italia, tibias en Francia, y más focalizadas en Alemania, pero en todos los casos insuficientes. Esta semana se reúne el Eurogrupo con la intención de dar una respuesta europea. Respuesta que no se puede limitar a solicitar la ayuda del BCE. Por otra parte, ante una crisis de oferta y de confianza la bajada de los tipos de interés no será ni adecuada, ni suficiente. En cualquier caso, el BCE no tiene holgura para seguir bajando los tipos de interés. Haría peligrar la débil rentabilidad y solvencia de la banca. Las pequeñas y medianas empresas van a tener problemas de liquidez en breve plazo y será necesario garantizar su financiación a través de la banca y el crédito oficial. Las políticas fiscales expansivas están limitadas, ya que sólo los países del norte tienen holgura fiscal suficiente. Se necesitarán políticas microeconómicas laborales, fiscales y financieras enfocadas a las empresas y sectores más afectados, con el fin de salvaguardar la supervivencia empresarial y el empleo.

España llega tarde. El Gobierno Español todavía no tiene un plan de actuación. Pedro Sánchez ha afirmado que están trabajando en un plan de choque, que se desconoce. Condición previa de dicho plan es olvidarse de las subidas de impuestos y cotizaciones sociales, así como de la contrarreforma laboral. Si ya eran inadecuadas en plena desaceleración económica, ahora, con riesgo de recesión global, podrían ser mortales. Sí son necesarias medidas laborales y fiscales que vayan orientadas al mantenimiento del empleo y líneas de financiación ICO, con la estrecha colaboración de la banca, que provean de liquidez a las empresas y eviten suspensiones de pago.

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