Ni unos son tan vagos como se les acusa allende el Rin, ni los otros son tan trabajadores como se piensa con envidia desde el sur de los Pirineos. La edad media de jubilación de los trabajadores masculinos españoles es exactamente la misma que la de sus homólogos alemanes, 61,8 años. En cambio, las españolas se retiran casi cuatro años más tarde que las alemanas, a los 63,4 años, según los últimos datos de la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), referidos a la media entre 2004 y 2009.

El análisis de la OCDE también arroja luz sobre los datos reales de Irlanda, Grecia y Portugal, países que ya han sido rescatados por los socios de la Eurozona. En los tres casos, la edad media de jubilación es superior a la alemana tanto entre los hombres como entre las mujeres -salvo el caso de Grecia, que 59,6 años, es una décima inferior a la alemana-. Entre ellos destaca Portugal, donde los trabajadores se jubilan de media a los 67 años, la cifra más alta de entre todos los socios europeos de la OCDE. Estas cifras contrastan con la visión de la canciller alemana, Angela Merkel, que ha reclamado varias veces en actos de su partido, la CDU, que en "países como Grecia, España, Portugal no se puedan producir jubilaciones antes que en Alemania".

"Es más que obvio que algunas de las observaciones que se han hecho en Alemania respecto al tema de la jubilación carecen de base legal y de datos estadísticos. En España, el número de horas trabajadas es superior mientras que un alemán tiene más días de vacaciones", señala Manuel Álvarez, el director del Observatorio de Pensiones Caser, que observa que la edad media de retiro ha rebotado en la última década tras descender de forma sostenida desde los setenta hasta mediados de los noventa.

La tendencia de la edad de jubilación en los últimos cuarenta años se explica principalmente por la reconversión industrial de sectores que asumían una cantidad ingente de mano de obra, como la metalurgia, la minería o el textil. "Con la crisis industrial de los setenta, se introdujo la jubilación anticipada, que en la mayoría de los países se fijó en los sesenta años. Pero en España se añadieron las prejubilaciones por debajo de los 60, en la que las empresas se hacían cargo de un complemento hasta que los trabajadores alcanzaban los años de cotización suficientes para jubilarse", explica José Ignacio Conde, profesor de la Universidad Complutense de Madrid e investigador de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

"Las reconversiones de sectores como el siderometalúrgico, el carbón, o el textil, propiciaron una bajada de la edad de jubilación", coincide Manuel Álvarez, que achaca el rebote de los últimos años a que "con el mayor crecimiento económico, hubo un nivel de empleo suficientemente elevado como para que no fuera interesante que la gente se prejubilara muy anticipadamente".

También el factor económico ha sido determinante para elevar la edad de jubilación. "Por un lado ni las empresas ni el sistema podían seguir asumiento el coste de estas prejubilaciones. Y cuando la situación económica ha empeorado, a muchos trabajadores les ha interesado seguir trabajando más tiempo", resalta José Ignacio Conde.

Otro aspecto llamativo de la evolución de las jubilaciones es la diferencia por sexo, ya que las mujeres se retiran en España más tarde que los hombres, una situación que no se da en las economías más avanzadas de la OCDE. "El motivo principal es que sus carreras laborales suelen ser más cortas, por lo se ven obligadas a trabajar hasta más tarde", afirma Conde. El director del Observatorio de Pensiones Caser coincide en este punto. "Las mujeres suelen presentar agujeros en sus carreras de cotización por las excedencias, el cuidado de hijos, o simplemente al dejar de trabajar y después intentar reincorporarse hasta alcanzar el número mínimo de años de cotización que les permitiera acceder a la pensión", sostiene Manuel Álvarez.

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