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Formación Estreno de la tercera entrega de la saga de los Oconnor

La empresa familiar se pone bajo los focos

"No preguntemos si estamos plenamente de acuerdo, sino tan sólo si marchamos por el mismo camino". Con esta frase del poeta y dramaturgo alemán Johann Wolfgang Goethe presenta Mario Carranza, director general de la Asociación Andaluza de la Empresa Familiar (AAEF), el argumento de la representación teatral que dicha asociación organizó ayer en la Escuela de Ingenieros de Sevilla, donde se dieron cita más de 300 personas.

Se trata de la quinta obra que produce la AAEF y, en teoría, de la última entrega de la trilogía que tiene como protagonista a la saga de los Oconnor -una familia de origen irlandés, propietaria de las centenarias bodegas Santa Clara, en Sanlúcar de Barrameda-. Bajo el título de El Protocolo, la producción, cuyo guión ha sido escrito por Carranza, se desarrolló en cuatro actos, después de cada uno de los cuales hubo un animado coloquio protagonizado por los asistentes. Entre ellos estaban la junta directiva de la AAEF, muchos de sus socios, responsables y alumnos de las cátedras de la asociación, miembros de otras formaciones regionales y representantes del Instituto de la Empresa Familiar (IEF). La trama, que fue representada por un grupo de actores gaditanos, colocó al público ante las vicisitudes que una familia empresaria debe afrontar cuando se plantea una planificación de su futuro de forma ordenada.

El instrumento planificador por excelencia para la empresa familiar es el protocolo (o company constitution, en su denominación inlgesa), ya que, con el asesoramiento de profesionales externos, permite regular la relación de la familia con el negocio. Sin embargo, en este sector "el protocolo es como el monstruo del lago Ness, que todo el mundo sabe que existe, pero nadie lo ve", señala el director general de la AAEF. De hecho, las firmas familiares que disponen de ese documento en España apenas llegan al 20 por ciento. A juicio de Mario Carranza, las reticencias obedecen a los costes que el protocolo supone y, sobre todo, a que obliga a las familias a "mojarse" y plantear sus expectativas. No hay que olvidar que el 60 por ciento de las decisiones que se adoptan en este tipo de empresas son relacionales y emocionales.

Por este mismo motivo, y por la importancia que adquiere en esos casos la comunicación, la AAEF seguirá apostando por el teatro como herramienta de formación. Y es que, "al transmitir emociones, permite a muchos de los asistentes identificarse con las situaciones que se representan", apunta Carranza. La de ayer fue una obra destinada a enseñar a los asistentes qué es un protocolo, cómo se hace y para qué sirve ante problemas tan importantes como, por ejemplo, la sustitución del líder familiar -el 72 por ciento de las empresas tiene serias dificultades para encontrar uno, debido a la falta de intereses comunes y a problemas de armonía en la familia-.

La presentación del acto corrió a cargo del presidente de la AAEF, Baldomero Moreno, quien hizo balance del año: la asociación lo acabará con 92 socios y siete cátedras en las universidades andaluzas (sólo falta Almería). Los socios, entre los que hay empresas de hasta séptima generación, suman una facturación de 6.500 millones de euros, lo que equivale al 5,8 por ciento del PIB regional.

Mario Carranza señaló ayer que aún no sabe si los Oconnor protagonizarán la obra de 2008, pero lo cierto es que la iniciativa ha sido muy bien acogida: las representaciones de la AAEF ya han sido solicitadas por las asociaciones de La Rioja, Aragón y Extremadura.

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