Economía

Un año plagado de descalabros

  • Cuando se cumple un ejercicio del estallido de la crisis 'subprime' en EEUU, el mayor batacazo económico desde la Gran Depresión ha logrado tambalear los cimientos de España

Hace algo más de 12 meses las economías de los países occidentales iban, por lo general, viento en popa o, al menos, eso aparentaban. Sin embargo, a lo largo del mes de agosto del pasado año el pánico se desató en las bolsas mundiales tras el desplome de las hipotecas basura en EEUU, que derivó en una crisis crediticia de consecuencias inimaginables. Y si este último ejercicio ha sido catastrófico para la economía global, son muchos los organismos que auguran tiempos peores aún hasta principios de 2010.

Los problemas financieros de la banca se iniciaron en EEUU, pero el efecto dominó no se hizo esperar y los bancos europeos también se vieron afectados por la crisis. La falta de financiación provocó que cayera paulatinamente el consumo y la desaceleración mundial agravó el escenario.

Lo ocurrido con las hipotecas subprime dejó en evidencia los sistemas de control de riesgos de la banca internacional, así como la normativa de supervisión, que no fue capaz de combatir una crisis global que algunos sitúan como la más grave de la historia, por detrás del crack del 29.

La primera decisión que evidenció la crisis que se avecinaba se produjo el 9 de agosto de 2007. El Banco Central Europeo (BCE) inyectó 95.000 millones de euros en los mercados con el objetivo de evitar una subida del coste de los créditos. Pero esta inyección, a la que siguieron otras por parte de la Reserva Federal (Fed) estadounidense, no resolvió las dificultades.

La crisis de liquidez y de solvencia bancaria limitó la financiación de los hogares y las empresas, con lo que el consumo se resintió y el crecimiento de la economía se frenó. Además, cuando parecía que la crisis financiera podía estar llegando a su fin, los problemas que las agencias estadounidenses Fannie Mae y Freddie Mac atravesaron el mes pasado devolvieron las tensiones a los mercados.

Este círculo vicioso se ha visto acompañado, además, por una subida de la inflación que ha provocado que las familias tengan que apretarse el cinturón más que nunca. Precisamente, controlar la subida de los precios ha sido la misión del BCE, que mantiene los tipos en el 4,25%. Todo lo contrario que la Fed, que los ha rebajado en siete ocasiones desde el 4% hasta el 2%.

La crisis no ha dejado títere con cabeza, pero, sin duda, ha sido el sector inmobiliario el más afectado. La falta de crédito ha provocado que ya no se vendan viviendas o, al menos, no al ritmo de antes. En España, uno de los países más azotados por la desaceleración, hay un stock de casas que oscila entre las 800.00 y el millón, y la no construcción de viviendas supone la subida del paro, que se acerca irremediablemente hacia los 2,5 millones de desempleados.

Además, la crisis crediticia ha elevado los riesgos y son muchas las empresas que se han visto abocadas a la quiebra, especialmente en la construcción. La falta de liquidez también ha llevado a otras compañías al concurso de acreedores voluntario -antigua suspensión de pagos-, como ocurrió con Martinsa-Fadesa, con mucho peso en el mercado residencial.

España también es uno de los más afectados por la escalada de precios y sitúa ya su inflación en el 5,3%, muy por encima de la media europea. Los bolsillos de los españoles parecen agujereados y la vaca que daba leche hasta ahora, la construcción, se ha quedado seca.

En esta tesitura, el Gobierno ha adoptado medidas con el fin de reflotar el consumo y la bonanza. Pero el crecimiento de la economía se ha alejado completamente de los niveles alcanzados años atrás y el Ejecutivo se ha visto obligado a rebajar sus previsiones para 2008 y 2009, mientras que no son pocos los que auguran periodos de crecimiento cero o, incluso, recesión.

Y la bolsa no presenta mejor cara. El miedo se ha apoderado de los parqués y el dinero se destina a activos más seguros. Así, el Íbex 35 ha ido cayendo a ritmos acelerados. Primero, dejó atrás los 15.000 puntos de agosto de 2007, y después fueron los 14.000, los 13.000, los 12.000... Y ahí se mantiene de momento, por encima de los 11.000, pero con las previsiones en contra.

En definitiva, la crisis que comenzó por las hipotecas basura, siguió con la crediticia y avivó la desaceleración económica global cumple ahora un año y el final del túnel se atisba aún muy lejano.

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