Tribuna Económica

Carmen pérez

Vaya final de año

El miércoles 20 de diciembre, el banco central de EEUU, la Reserva Federal (Fed), elevó los tipos de interés un cuarto de punto hasta un rango entre el 2,25% y el 2,5%. Es el noveno aumento desde que en 2015 comenzara a subir el precio del dinero. Días antes Donald Trump había dejado bien claro que no estaba en absoluto de acuerdo con esto. Conminó a Jerome Powell a que "sintiera el mercado" y expresó su incredulidad porque estuviera siquiera considerando otra subida "con un dólar muy fuerte y prácticamente sin inflación, el mundo exterior explotando a nuestro alrededor, París en llamas y China cayendo". Pero Powell lo hizo, tenía que demostrar que la Fed es un organismo independiente: "Nada nos impedirá hacer lo que creemos que es lo correcto". Pero también había otro motivo adicional para hacerlo: ¿cómo reaccionarían los inversores con las claras señales de desaceleración económica que existen si no se subieran los tipos de interés tal y como estaba descontado desde hacía tiempo?

Con todo, la Bolsa americana sufrió un importante descenso. Los mercados cayeron con fuerza, aún más sobre lo que ya llevaba todo el mes perdiendo. El índice S&P 500, considerado como el más representativo de la situación real del mercado, se situaba el 3 de diciembre en 2.790 puntos; el 24 de diciembre había descendido hasta los 2.351: un 15,73% menos. El indicador del miedo, VIX, subió en esa jornada hasta los 36 puntos, niveles no vistos desde principios de febrero, cuando el mercado tuvo la primera corrección seria. También entonces como ahora se desató el miedo.

Cuando la situación se pone así, cualquier cosa que pase o se diga puede acentuar la tendencia adversa. Incluso cuando lo que se intente con ello es calmar los nervios. Como en esta ocasión, que el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, comunicó este pasado domingo que los bancos más grandes del país le habían confirmado que disponen de mucha liquidez, que no había problemas. Trataba de tranquilizar a los mercados y lo que consiguió fue un día de Nochebuena negro. Los inversores se preguntarían alarmados: ¿qué ocurre, por qué tuvo Mnuchin necesidad de hablar de forma extraordinaria con los banqueros?

Tras las navidades, el índice S&P 500 resucitó y recuperó parte de las pérdidas. Este miércoles se disparó casi un 5%, registrando su mayor subida porcentual desde 2009. Pero luego vuelta a las pérdidas. Siempre los índices se mueven en dientes de sierra, hasta para continuar cayendo los precios tienen que rebotar antes con fuerza. En los próximos meses las turbulencias están aseguradas en los mercados financieros.

Los bancos centrales necesitan recuperar la normalidad monetaria retirando los estímulos financieros. Pero no les va a resultar nada fácil. Si suben los tipos de interés más rápido de la cuenta, mal asunto. Si se suavizan, también malo porque se interpreta que la desaceleración será más intensa; o peor, que la recesión económica está cerca. De hecho, las negras sesiones de estos pasados días se han producido tras la proyección de los miembros del Consejo de Gobierno de la Reserva Federal que apuntaba a dos subidas de tipos en 2019, en comparación con las tres que preveían en septiembre.

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