La dirección de Paradores presentó ayer los sindicatos un plan de reestructuración, que supone la extinción de 644 puestos de trabajo, aproximadamente el 14% de la plantilla, medida que afecta tanto a los establecimientos como a los servicios centrales de la cadena hotelera. En un comunicado, la compañía que preside Ángeles Alarcó explicó que el objetivo de esta reestructuración es "garantizar la continuidad de Paradores de Turismo, adecuándose a la realidad del sector y a la de la actual demanda" y asegurar "la supervivencia de la compañía".

El plan contempla el control de costes operativos para situar a la cadena en una posición competitiva y reducir así las pérdidas que acumula desde el año 2007. "La situación financiera de la compañía es insostenible", subrayó la propia empresa, que advierte que "de no tomar medidas en el año 2013 las pérdidas alcanzarán los 139 millones de euros".

Para 2012, la cadena prevé cerrar el ejercicio 2012 con unas pérdidas de 30 millones de euros. "A la caída de la demanda, que ha pasado de un índice de ocupación del 70% en 2007 al 52% en 2012, se unen las pérdidas acumuladas de 77 millones hasta 2011", apuntó Paradores. Este sería el segundo gran ajuste laboral en una empresa del Estado en los últimos dos meses, después del ERE que anunció recientemente Aena.

El presidente del Comité Intercentros de Paradores de Turismo, Enrique Sánchez, denunció que se trata de un intento de privatizar la empresa pública. Sánchez incidió en la actitud de "hermetismo y secretismo" con la que actúa la empresa, como ya ocurrió el pasado mayo cuando comenzaron las negociaciones en busca de un plan de viabilidad que fue "una pantomima", ya que "no querían negociar".

En este sentido, insistió en que la situación en la que se encuentra se debe a "la mala gestión tanto de los anteriores gestores como de los actuales, que aún es peor". Aunque la representación sindical todavía no conoce oficialmente las medidas presentadas por la empresa, por las informaciones de que disponen temen que se incluya, además de los despidos, la conversión de unos 8.000 empleados fijos a fijos discontinuos así como el cierre de unos siete paradores.