"Tras años viendo cómo las empresas construyen y generan puestos de trabajo en otros países, es una buena noticia que hayamos atraído a una empresa a nuestro territorio para que construya una planta genere empleo aquí en América". Con estas palabras, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció en julio de 2010 durante su discurso radiofónico semanal, la concesión de una garantía federal de 1.450 millones de dólares a Abengoa para la construcción de Solana. Obama aplaudió además que "Solana será la primera planta de EEUU capaz de almacenar realmente la energía que genera para su utilización posterior, incluso por la noche".

El aval del Gobierno estadounidense permitió desbloquear el desarrollo del proyecto, ralentizado por la crisis financiera y las trabas legales. Arizona Public Service adjudicó la construcción y explotación de Solana a Abengoa en febrero de 2008, pero su puesta en marcha dependía de la renovación de los incentivos fiscales a instalaciones renovables -Investment Tax Credit o ITC-. El Senado votó nueve veces en contra de su ampliación, pero finalmente fueron aprobados en octubre de 2008 al ser incluidos dentro en el rescate financiero tras la caída de Lehman.

EEUU se ha erigido en el principal mercado de Abengoa, al aportar el 30% de su facturación. En el desierto de Mojave, a unos 150 kilómetros al noreste de Los Ángeles (California), la multinacional está construyendo una planta de características similares a la de Arizona, que supondrá una inversión de 1.600 millones de dólares. Para su desarrollo, la compañía recibió en 2011 otra garantía federal por valor de 1.200 millones de dólares.

Actualmente, Abengoa tiene una capacidad instalada de 1.223 MW en operación comercial y 430 MW en construcción, incluyendo termosolar y fotovoltaica. Es líder mundial en energía termosolar y se trata de una de las pocas compañías que construye y opera plantas termosolares tanto de tecnología de torre como cilindroparabólica.