Economía

La OCDE sugiere a España que rebaje la fiscalidad de los salarios más bajos

  • También incide en la necesidad de reducir la brecha entre trabajadores fijos y con contratos temporales con "una mayor convergencia" en los costes por despedir a un tipo o al otro

Una protesta sindical en Córdoba por los bajos salarios, en febrero de 2017.

Una protesta sindical en Córdoba por los bajos salarios, en febrero de 2017. / O.Barrionuevo

La OCDE recomienda a España rebajar más la fiscalidad de las personas con bajos salarios y reducir la dualidad entre trabajadores fijos y temporales con "una mayor convergencia" de los costes por despido de unos y otros.

En su informe anual Apuesta por el Crecimiento publicado ayer, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) subraya que la desigualdad en España es superior a la media de sus países miembros, por la caída de los ingresos de los segmentos más pobres durante la crisis y por "varios años consecutivos de moderación salarial".

La organización está preocupada porque la desigualdad es mayor entre los españoles

En cabeza de sus recomendaciones para hacer frente a esa situación figura la de hacer el sistema tributario más eficaz y progresivo, lo que pasa por reducir "aún más la presión fiscal sobre los trabajadores con salarios bajos", tanto los que tienen contratos indefinidos como temporales.

En una línea paralela, se pronuncia por eliminar gradualmente las exenciones al impuesto sobre la renta, al impuesto de sociedades, al IVA y a los impuestos medioambientales.

Sobre estos últimos, considera que deben incrementarse, entre otros, los que se aplican a los carburantes destinados al transporte por carretera. De forma específica, la fiscalidad del gasóleo debería equipararse a la de la gasolina.

La OCDE reconoce que ha aumentado la eficacia del sistema tributario con la ampliación de la base imponible del impuesto de sociedades, con el ascenso de las tasas sobre el alcohol y el tabaco, y con el nuevo sistema electrónico para declarar el IVA para luchar contra el fraude.

Otro de los puntos en los que insisten los autores del informe es en que mejorar el acceso a la formación profesional y universitaria en España y ajustarla a las necesidades del mercado laboral recortaría el elevado desempleo juvenil (el segundo más alto de los países miembros) y aumentaría la productividad.

Para la formación profesional, se trata de continuar su desarrollo y modernización, ampliar los programas de educación dual (con prácticas) y velar por que los empresarios tengan un mayor peso en el diseño de los contenidos.

Para la universidad, propone incrementar la especialización y no disminuir las becas hasta que haya otras alternativas de financiación como préstamos reembolsables.

La organización reconoce que se han intensificado las políticas activas de empleo al elevarse el gasto que se le consagra, con la ampliación de programas específicos y una mayor coordinación entre las administraciones, pero estima que hay que seguir trabajando en ese punto.

La forma de hacerlo es hacer efectiva la reforma del sistema de capacitación para los desempleados, evaluar sistemáticamente los programas de formación, examinar los subsidios salariales o reciclar a los desempleados de larga duración mediante la formación profesional y las "escuelas de segunda oportunidad".

Otras cuestiones pendientes en España, a juicio de la OCDE, son reducir las barreras de entrada en sectores como el marítimo y el ferroviario, disminuir las obligaciones de pertenecer a un colegio profesional o acelerar la aplicación de la ley de unidad de mercado a todas las actividades económicas.

En el ámbito global, la OCDE se inquieta por la ralentización del ritmo de reformas en los últimos años y considera que hay que aprovechar la mejora de la coyuntura económica para relanzar los cambios estructurales y combatir así las crecientes desigualdades.

En el citado informe, la OCDE advierte que "existen escasos indicios de que el ritmo de las reformas vaya a recuperarse de forma inminente". Constata que en 2017 el porcentaje de medidas adoptadas sobre las recomendaciones que hace a los países volvió a reducirse con respecto a los dos ejercicios precedentes, que ya habían marcado una caída.

Cita el caso de algunos países que sí llevaron a cabo "reformas importantes" el pasado año; en concreto, Francia y su nuevo código laboral, Japón y la mejora en el acceso a las guarderías, Argentina y su reforma fiscal o la creación en India de un impuesto sobre bienes y servicios.

Para la organización, hay que sacar partido de que el ritmo de crecimiento económico vuelva a ser similar al que había antes de la crisis (para 2018 prevé que será de casi el 4 % a escala global) para llevar a cabo "reformas estructurales".

Sobre todo porque, aunque el descenso de las tasas de desempleo se han acelerado en los últimos meses, eso "no se ha traducido aún en un incremento salarial importante de carácter general" después del estancamiento del nivel de vida sufrido por "un importante porcentaje de la población en muchos países de la OCDE".

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