Objetivo cumplido. Los socios europeos del G-8 (Francia, Alemania, Reino Unido e Italia) cerraron la minicumbre convocada ayer por el presidente galo, Nicolás Sarkozy, dispuestos a dar una respuesta "coordinada" a la crisis financiera y a apoyar a aquellas entidades que se encuentren en apuros. El propio director ejecutivo del FMI, Dominique Strauss-Kahn, invitaba a los líderes de esas potencias a "actuar rápido y de forma concertada" justo antes de que comenzara la reunión, a la que también asistieron los presidentes de la CE, José Manuel Durao Barroso; del BCE, Jean Claude Trichet, y del Eurogrupo, Jean Claude Juncker.

El encuentro de Sarkozy, Angela Merkel, Gordon Brown y Silvio Berlusconi despertó suspicacias entre los países no invitados, aunque sus protagonistas lo justificaron explicando que se trataba de una reunión preparatoria para la próxima cumbre del G-8, en la que se defenderá una transformación del sistema financiero actual. Para evitar que esas suspicacias se enconen, el presidente francés -este semestre ocupa ese mismo cargo en la UE- anunció que estos días ha conversado con otros líderes europeos y que, en breve, almorzará con su homólogo español, José Luis Rodríguez Zapatero.

De cara a los acuerdos alcanzados, la canciller alemana dejó muy claro que el apoyo a la banca no será incondicional, y señaló que "los culpables" de esta crisis habrán de contribuir a la solución. Tanto es así, que los cuatro jefes de Estado y Gobierno se comprometieron a sancionar a los directivos responsables de entidades que tengan que ser intervenidas y a que "los accionistas soporten todo el peso" de ese proceso. Asimismo, analizarán los sitemas de remuneración de esos altos cargos, con el fin de impedir que "favorezcan la toma de excesivos riesgos".

Por otro lado, instaron a Bruselas a que, atendiendo a la "excepcionalidad de las circunstancias económicas y financieras", sea más "flexible" con las ayudas públicas a las empresas. En este marco, los cuatro pedirán al Banco Europeo de Inversiones (BEI) que libere 31.500 millones de euros para que las pymes puedan financiarse -el pinchazo bancario ha hecho que cada vez resulte más difícil acceder a créditos-.

En el encuentro abordaron, además, el Pacto de Estabilidad -obliga a los países de la UE a mantener el déficit público por debajo del 3% del PIB- y, aunque aseguraron que lo cumplirán, convinieron que lo harán con cierto margen, teniendo en cuenta la coyuntura en la que se desenvuelve la economía. Por último, indicaron que propondrán a la CE una reforma de la normativa contable, que evite "burbujas" en los buenos momentos del ciclo y "tensiones de liquidez" en los malos. "Queremos poner las bases de un capitalismo de empresarios, no de especuladores", explicó Sarkozy. Para conseguirlo, apostó por que "todos los actores del sistema financiero estén regulados, no sólo los bancos" (agencias de calificación, bancos de inversión, fondos especulativos), y por un "referzo del control político" de las instituciones internacionales que regulan los mercados, con el objeto de garantizar "la coherencia de sus acciones" .

El presidente francés se mostró convencido de que con la reunión de ayer Europa ha demostrado que "existe y que es capaz de dar una respuesta" ante una crisis mundial. Silvio Berlusconi, por su parte, destacó la necesidad de "llevar la ética al mundo de las finanzas", mientras que Gordon Brown enfatizó que la "liquidez estará garantizada" en el Viejo Continente.

Todos resaltaron que cada Gobierno actuará con sus propios medios, pero de forma coordinada con el resto de los estados europeos, y no sólo por la unión de fuerzas que ello supone, sino también para que se respeten las reglas de la competencia. A esta minicumbre la seguirá mañana el Consejo de Ministros de Finanzas de la UE y el Consejo Europeo.