Fin a la euforia

La Comisión Europea le da dos baños de realidad al Gobierno y le tumba el mantra de que España liderará la recuperación

La Comisión Europea ha dado en 48 horas un baño de realidad, de dos ojos, al Gobierno del Reino de España. Si el miércoles hizo público el documento donde figuran las reformas que nuestro país tiene que abordar para poder acceder a la financiación extraordinaria europea para la recuperación, ayer dejó el Presupuesto de 2022 totalmente desacreditado al recortar las previsiones de crecimiento económico para este año y el próximo.

El Operational Agreement, que así se llama el acuerdo que impone las reformas, desveló que es obligatorio elevar el periodo del cálculo de las pensiones, asunto que cuando se filtró hace meses, provocó un rifirrafe (¿cuántos van?) entre los dos socios de la coalición gubernamental española. Hay que decir, además, que este tipo de documentos rara vez se difunde, pero fue el propio Ejecutivo de la UE el que puso todo el interés en su publicidad.

En román paladino, el aumento del periodo de cálculo de la paga de jubilación (que podría llegar hasta los 35 años) busca una importante reducción del gasto en pensiones, porque por norma general extender el plazo de la vida laboral que se usa para establecer la cuantía de la paga suele suponer una reducción de entre el 4% y 6%. También es cierto que es una medida que beneficia a los trabajadores que fueron despedidos en los últimos años de trayectoria laboral, porque permite incluir más años cotizados que sin cotizar.

Más duro fue el segundo golpe. La Comisión Europea ha rebajado un 1,6% la previsión del crecimiento del PIB español para 2021, y otras 8 décimas en 2022, con lo que quedaría en el 4,6% este año y el 5,5% el próximo.

Visto aisladamente, son crecimientos altos, pero comparados con las previsiones en las que el Gobierno de Pedro Sánchez sustenta el Presupuesto, la distancia es enorme, ya que las ministras Calviño y Montero aseguran que creceremos un 6,5% en 2021 y un 7% en 2022.

Bruselas frena la euforia de Madrid y le advierte que, lejos de lo que defiende, no será, ni mucho menos, la economía que más crezca en la Eurozona.

En un contexto de fuerte inflación, con las pensiones sin un mecanismo de sostenibilidad aprobado, la deuda en máximos y el déficit muy alto, no hay motivos para la euforia, el aviso es muy preocupante.

Pese a ello, Sánchez proclama que "España está mejor", al estilo Aznar del "España va bien", para combatir los ataques de una oposición que le recuerda que estamos "con respiración asistida". Y es que las políticas de gasto desaforado son la mejor receta para asegurar que en vez de recuperarnos nos hundamos más.

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