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Tribuna económica

Gumersindo Ruiz

Empezando de nuevo

Me preguntan con frecuencia cómo está la economía, y generalmente respondo, de una forma vaga, que no está mal, pues no creo que alguien espere realmente un análisis detallado; de la misma manera que cuando te preguntan cómo ha ido la partida de golf no hace falta explicar hoyo por hoyo, y con decir bien, o regular, es suficiente. Pero entrando en detalle, aunque la economía mundial crecerá algo menos en 2019, un 3,6% está bien, aunque sea una décima menos que en 2017, y dos que en 2016. Además, el crecimiento se reparte: los países emergentes de Asia, un 6,3%, Latinoamérica, 2,2%; los de Oriente Próximo y Norte de África, 2,7%; los subsaharianos 3,8%; Estados Unidos, 2,7%; y el área del Euro un 2%. España puede crecer un 2,4%, y las autonomías seguirán –décimas arriba o abajo- ese crecimiento.

No hay variables económicas malas: la inflación, salvo algún caso muy excepcional –Turquía, Argentina- está muy controlada, en el entorno del 2% en Europa, y más baja en España. Los tipos de interés siguen siendo bajísimos, a diez años están por debajo del 3% en Estados Unidos, 0,26% en Alemania, y 1,7% en España. Por mucho que se hable del repunte de intereses, los niveles de partida son tan bajos, que no deberían repercutir negativamente en la financiación, y hay que confiar en los bancos centrales, que más o menos controlan la situacióndesde hace diez años —aunque ocasionalmente desestabilice las bolsas—.  En cuanto a la divisa, el dólar se ha apreciado respecto a prácticamente todas las monedas,pero en la Unión Europea estamos cómodos con el cambio del euro alrededor del 1,14. También seguimos con un saldo exterior positivo, aunque el enorme excedente de Alemania no es nada bueno. El desempleo es el problema principal del área del euro, con una media de 8,1%, y 14,8% en España; esta es quizás la principal fuente de discordia entre los países miembros. En las economías del mundo, sobre todo el mundo pobre, el paro oficial es bajo, porque la gente tiene que trabajar en lo que sea para sobrevivir, aunque las condiciones sean infames.

La economía sigue, pues, más o menos igual, pero con un problema importante cuyas consecuencias se notan y desasosiegan, creado por las restricciones al comercio internacional, desde Estados Unidos. No podemos desconocer tampoco que los datos medios anteriores esconden situaciones malas provocadas no por políticas fiscales, monetarias, o laborales, puntuales, cuyos efectos reales son distintos en cada caso y difícilmente pueden valorarse, sino principalmente creadas por gobiernos despóticos y conflictos graves, y últimamente por el mal funcionamiento de nuestras democracias. Ante el nuevo año he tomado el título de Anselm Grün, quién en Atrévete a empezar de nuevo, nos previene contra la fascinación de lo que se presenta como nuevo sin más, y distingue entre el “novus” latino, el “néos” griego, que es inmaduro y no respeta lo antiguo, y el “kainós”, que asombra, esconde una promesa moral, espiritual, y tiene potencial de renovación. Aquí estaría la clave de si políticamente se ofrece o no unas perspectivas nuevas a la economía y las personas, más allá de números y porcentajes.

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