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Tribuna Económica

Rogelio Velasco

Empeoran las expectativas del 'Brexit'

La nueva primera ministra británica está anunciando las medida que piensa adoptar en los próximos meses. Se desprende un ánimo decidido y duro que va a representar obstáculos importantes en las negociaciones.

LA nueva primera ministra británica, Theresa May, no ha adoptado todavía ninguna decisión en relación con la salida del Reino Unido de la UE, pero está anunciando las que piensa adoptar en los próximos meses. De esos anuncios y de otras declaraciones se desprende un ánimo decidido y duro que va a representar obstáculos importantes en las negociaciones.

Una de ellas es la derogación del Acta de las Comunidades Europeas de 1972, por la que entonces el Reino Unido fue adaptando sus normas a la legislación comunitaria para que se llevase a cabo su futura integración. La derogación iría acompañada de nuevas normas internas para regular distintos sectores económicos.

Al ser el anterior un asunto meramente interno del país, no ha provocado comentarios en Bruselas. Sin embargo, otro anuncio acerca de cuándo piensa el Reino Unido invocar el artículo 50 del tratado para iniciar las negociaciones con Bruselas, sí los han provocado. El Gobierno británico quiere invocar ese artículo e iniciar negociaciones formales en marzo del próximo año. Pero, mientras tanto, quiere comenzar negociaciones informales de alto nivel con la Comisión.

Este punto ha provocado una fuerte reacción en Bruselas. Establecer negociaciones informales tiene como objetivo tantear la posición de la Comisión para, una vez iniciadas formalmente, tener definida una posición estratégica que le otorgue ventajas. Es teoría de juegos.

Con negociaciones previas o no, el Reino Unido lo tiene complicado. Desde que se active el artículo 50, dispondrá de dos años para negociar un nuevo acuerdo comercial con la UE. Los asesores técnicos que han sido designados para negociar han advertido que dos años no son suficientes para alcanzar un acuerdo beneficioso. Más complicado aún es que en ese periodo el Reino Unido sea capaz de renegociar los más de 50 acuerdos comerciales que tiene firmados con otros tantos países y áreas comerciales en todo el mundo.

Mientras tanto, la City y, más en general, los mercados financieros, están empezando a descontar las malas consecuencias económicas que el Brexit va a deparar para el país.

¿Qué dirección va a tomar la economía británica y su moneda en los próximos trimestres? El Banco de Inglaterra ha adoptado en las pasadas semanas una política monetaria muy expansiva. Sigue adquiriendo en grandes cantidades deuda pública y privada para dotar de liquidez al sistema. Pero no existe todavía una orientación de la política fiscal para el próximo año. Con una previsión de crecimiento del 0,5% para 2017, un déficit por cuenta corriente que se acerca al 6% y un déficit público del 4%, la hacienda británica no lo tiene fácil porque una expansión fiscal entraría rápidamente en contradicción con los objetivos de déficit exterior y público.

Desde julio del pasado año hasta el día de ayer, el tipo de cambio de la libra ha pasado de 1,42 a 1,15 euros por libra, esto es, una depreciación del 20% en un solo año. El pasado verano, el turismo inglés no se vio afectado por esta notable caída de su moneda. La mayoría de los paquetes turísticos ya estaban contratados antes del nefasto referéndum. Esto no es un buen augurio para la próxima temporada turística, tanto en España como en Andalucía.

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