Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Alarmante

El Gobierno no sólo opta por gastar sin control en un contexto muy complejo, sino que ataca a quien da empleo

Pedro Sánchez, el miércoles, en el Congreso.

Pedro Sánchez, el miércoles, en el Congreso. / J. J. Guillén · Efe

UNO tras otro, los más prestigiosos organismos económicos avisan del frenazo económico que se espera en la parte final del año, aunque el crecimiento de 2022 se quede por encima del 4%, y sobre todo, en el primer semestre de 2023. Hay bancos avisando a sus clientes de que la recesión es inminente, aunque no esperen una crisis ni larga ni profunda, como la anterior. Pero en una recesión se entra y no se sabe a ciencia cierta cuándo se va a  salir, sobre todo cuando hay graves incertidumbres que no parece que se resolverán a corto plazo: la guerra en Ucrania y sus efectos sobre el precio de la energía y los alimentos, factores que aun presionan la inflación. Porque aunque ésta se vaya moderando por un efecto estadístico, al compararse en poco tiempo en tasa interanual con un elevado IPC, los productos seguirán caros y subir en demasía los salarios –algo justo para paliar la pérdida de poder adquisitivo– puede prolongar el problema.

El Gobierno, que optó por recaudar todo lo que pudiese con la inflación con impuestos nada progresivos como el IVA o los específicos para los hidrocarburos, se justifica en ese daño a las economías domésticas para hacer un Presupuesto con un gasto récord que es incompatible con la prudencia exigible en un contexto de lo más complejo.

El Gabinete de Pedro Sánchez está empecinado en repetir el error de gastar sin límite ni control que ya cometiese José Luis Rodríguez Zapatero en los primeros años de la Gran Recesión, que es el origen de que luego fuese necesario adoptar duras y dolorosas medidas de ajuste.

El Gobierno insiste en mensajes similares: somos la economía que más crece en la Eurozona recuerda mucho a eso de que España estaba en la Champions League de las economías mundiales, que dijese Zapatero septiembre de 2007, cuando la crisis ya era evidente en Estados Unidos, donde surgió.

Sin embargo, con ser todo ello extremadamente preocupante, lo más alarmante es el ataque constante del propio presidente del Ejecutivo a quien de verdad crea riqueza, que son las empresas. Lo hace, como todo, sólo por su errático electoralismo. Mientras dice proteger a la clase media trabajadora, que es justo a la que no le rebaja impuestos, ataca a quien le da empleo.

Esta semana en Cáceres, el colectivo que aglutina al 90% de las compañías españolas y al 70% del empleo privado, le ha dicho basta, no sólo por sus continuos desplantes, sino a una política que se aparta del rigor y se adentra en las ocurrencias. No es gente de puro y chistera, sino la que da empleo estable y de larga duración, porque la continuidad generacional es el principal valor de las empresas familiares. Al menos el Estado, por boca del Rey, sí les dijo, con toda intención, que son importantes y necesarias.

 

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios