Carnaval 2022

Vivan tus cojones

Después de que el pasado domingo mi buen amigo Pepe Mata, autor de coplas de Carnaval en excedencia desde que se puso al servicio de nuestro Cádiz CF, me enviara por guasap desde el Estadio Mendizorroza las imágenes del vestuario de nuestro equipo que con tanto cariño y esmero siempre se encarga de preparar en los prolegómenos de cada partido el bueno de Juan Marchante, Juanito, captando con su cámara de manera ceremoniosa, mientras suena una copla de Carnaval, una a una las elásticas numeradas de los jugadores que unas horas después van a saltar al campo, sonando en esta ocasión la presentación de “Los Caballeros de la Piera Reonda”, teniendo en cuenta que cada vez que Juan ha elegido una de mis coplas para este ritual cadista nunca hemos perdido (lo último fue ganarle al todopoderoso Barsa en el Camp Nou por primera vez en la historia, después de que en los vestuarios sonara la última cuarteta del popurrí de ‘Entre Rejas’), presagié que algo grande iba a suceder esa noche, como así fue

Llegada la hora del partido me reuní con mis hijos y los amigos en el Café del Arte, y qué arte, picha. Eso sí, durante cerca de dos horas de puro sufrimiento como le está mandado a cualquier cadista, llegó el éxtasis. No podía ser de otra manera. Los astros se habían alineados como se alinean las barcas de la Caleta. Nuestro Cádiz del alma se mantenía en Primera con ese gol de Choco Lozano que nos supo a todos a esos ricos chocos con papas de los que hacían nuestras abuelas (buen pareado me ha salido).

Y de ahí corriendo para plantarme delante de la tele pensando en la que iban a liar los monjes de ‘La misión, el evangelio según Santander’. No podía haberles tocado cantar mejor noche. No tengo duda de que en el sorteo previo tuvo que intervenir la mano del Divino Calvo. El Falla era un hervidero; el ‘Me han dicho que el amarillo’ explotaba en las gargantas de los aficionados que más tarde lloraban de emoción con las coplas que nos recordaban a un grande de la Viña y de Cádiz: Don Manuel Santander, mi amigo, picha… lo digo con orgullo.Y mientras que nuestra gran chirigota, y digo nuestra porque todo lo de mi entrañable amigo Manolo lo he querido siempre como cosa mía, tocaba el cielo con la mano, yo me iba a la cama tarareando entre risas y lágrimas… “Por eso viva mi Cadi, vivan los cadistas, vivan tus cojones, Manué…”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios