Donde habita el derrotista

Pecado venial del alcalde

LOS gaditas más profundos tendrán que afrontar el próximo viernes por la noche una dura prueba que a alguno puede provocarle problemas ciertos de esquizofrenia: la malhadada conjunción astral que ha hecho que coincidan durante un par de horas la final del concurso del Falla y un partido del Cádiz. No sé si a la misma hora el capillismo habrá programado algún triduo, novena, viacrucis o salida procesional. Si esto llegara a darse, y dado que el don de la ubicuidad no se le conoce nada más que a algunos santos de los venerados por estos últimos, la tragedia podría alcanzar dimensiones apocalípticas. El alcalde de Cádiz, Kichi González, cada día más representante del gadita a su peculiar manera, debe haber sentido este mismo temor, así que no tardó en lanzar su crítica contra la Liga española por perpetrar esta contraprogramación entre grandes fiestas del universo patrio gaditano, capaces de unir incluso a la cainita izquierda en un mismo sentimiento. Juntos el capillita y el anticapi(llita). Ha dicho el señor alcalde, como sorprendido, que es evidente que al señor Javier Tebas “no le gusta el Carnaval”, como si la sorpresa no hubiese sido lo contrario, o como si todo Cádiz, Andalucía, España y por supuesto la Humanidad siguieran, pegados al televisor, los avatares de las agrupaciones concursantes y estuvieran pendientes de sus abrazos, sus alegrías y sus lamentos amargos de malperdedores por las decisiones del jurado. El señor Tebas, seguramente, purgará sus faltas en la ya cercana Cuaresma y seguro que Kichi no rezará por él cuando salga en penitencia en Semana Santa, pero quizá el regidor no perpetuo debería hacer un acto de contrición por su pecado populista. Venial, eso sí, pero que aun así no le pega. O no le pegaba.

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