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El diseñador de sofases

El diseñador de sofases

El diseñador de sofases

Nunca olvidará aquel día. Estaba tomando su yogur de bifidus activo de media mañana. Lo tomaba por algo tan poco romántico como que era estreñío. Elke, la del departamento de sofases se acercó corriendo. González, González. Nutse RanKonen quiere verte inmediatamente. Te recibirá en su despacho a las 11.47. Nutse Rankonen era un ídolo en Ikea. Había diseñado el sofá "Kojinen" del que se habían vendido 23 millones de unidades en sus ya diez años de vida. Aunque era experta en superficies de descanso, la hija de la gran no se relajaba ni delante de un tocino de cielo. Jokte Norsen, que era una especie de Chiquito de la Calzada, pero en sueco, el gracioso de Ikea, decía que la Rankonen de tanto diseñar sofases se le había puesto cara de pespunte de apoyabrazos. Entre los directivos la llamaban la "Fiordo" porque no se le conocía otro estado que el de helada. No se conmovía ni con un capítulo de Heidi.

González siguió a Elke por los largos pasillos iluminados por luces de bajo consumo "Tiennsen", cuadros autopegables "Sinimedien" y espejos "Tumasgordenhoy" hasta que llegó al despacho de Rankonen. La del departamento de sofases dio dos toquecitos en la puerta y desde dentro se oyó un enérgico "pasen" que ya le puso a González los guechinlú a la altura del mismo esófago alto. Era cierto todo lo que se decía de ella. Parecía un armario empotrao, pero no de Ikea, sino de casa del siglo XIX y en madera de pino. En sus ratos libres la Rankonen hacia lanzamiento de disco y ese día debía de haber lanzando uno de Manolo Escobar, porque tenía cara de mi carro me lo robaron.

Era mujer de pocas palabras. Así que se lo dijo rapidito. "Queremos sacar al mercado un sofá nuevo y no hay sitio en el mundo donde guste más un sofá que en Cádi. Como tú eres de Chiclana y trabajaste en Polanco, queremos que te vayas allí cuatro semanas para inspirarte y diseñar uno para nosotros*".

González siempre había soñado en pasar a la historia logrando que Ikea hiciera un mueble con piedra ostionera. Se lo prometió a su amigo Perico cuando emigró y se despidieron los dos con una convía a base de chicharrones y morcilla. Todavía la repite cuando le entra la morriña.

El chiclanero que fichó Ikea salió del despacho de la Fiordo hecho polvo. ¿Cómo diseño yo un sofá de piedra ostionera?, …van a tener que ser sofases para faquires, con lo de pinchazos que dan las conchas de ostiones.

Los suecos le tenían preparado un helicóptero que lo transportaría directamente desde la central en Leiden hasta Cádiz norte. Le dijeron que llevaba la comida y el descanso pagado… Y así era, en una mochila le pusieron 24 fiambreras de albóndigas (sin papas) y un edredón "Rasponen" para por la noche. Como detalle de la casa le habían puesto también una percha. El chiclanero tuvo ganas de utilizar la piedra ostionera pero para darle en la boca con un bloque al de recursos humanos.

En el viaje ya dibujó los primeros trazos de su sofá. Se le vinieron a la cabeza las dunas de la playa de Cortadura, los reposabrazos tendrían forma de bocas de la Isla y había pensado, como toque innovador y como homenaje a su Chiclana natal, que el sofá llevaría en medio un dispensador de Moscatel Gloria…, además fresquito.

A las cuatro semanas González volvía a ponerse delante de Nutse Rankonen. Pero iba feliz. En su tablet, en la que sonaban para inspirarse las canciones de El Alemania cuando salía con Enrique Villegas, viajaba "Gaditanenk" el primer sofá cama inspirado en Cádiz que iba a tener Ikea. Se lo enseñó a la jefa. Lo miró, a él no, al diseño, dijo algo en sueco que González no entendió. Sonrió. Cogió el teléfono y dijo…, que hagan 22.500 y que pongan uno gigante a las puertas del Ikea de Jeré.

*Traducción del sueco realizada por Rasmusen Korken especial para Diario del Carnaval.

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