Hasta el Congo

Llevarnos tabaco

Tenía que llegar y llegó. Se han chivao a Fiscalía. Se veía de vení. Empezaron por El Jueves, siguieron por titiriteros (no el de Antonio Martín), y raperos variados. Tarde o temprano nos tocaba. En el Juzgado un gachón mitad pierrot, mitad piconero, con un cartel que pone Carnaval de Cádiz, esperando turno. Otro asunto es que el fiscal tire para delante y enchirone al pierrot (lo que justificará la sempiterna lágrima de purpurina cayendo por el cachete), o flipe con las coplas, y acabe comprando un palé de CDs todos los años. Tal y como está el panorama, me temo más lo primero que lo segundo. Aunque en este caso, siendo la víctima un independentista catalán, me da que las altas esferas se colocan el antifaz y el matasuegras, y se ponen a hacer tipo-tipo iiin. Pero ojo, que lo que hoy es Puigdemont, mañana es Borbón, y ahí la Fiscalía se pone seriota como una farseta por menores. Y se carga el invento. Ay omá.

Como es Carnaval, la censura se disfraza, y se esconde en la bulla. Pero sigue ahí. Post-censura. Canta y ya veremos. A un grupo de chavales de Chiclana les ha tocado ser los pioneros. No contaban con el Youtube. El chiste, creado en el ámbito local, a escala nacional se magnifica. Y si la tragedia, con el paso del tiempo, se convierte en comedia (chistes acerca del Titanic, por ejemplo), en este caso, la comedia se ha convertido en tragedia cuando ha traspasado el kilometraje para el cual el chiste había nacido. ¿O es que el chiste tiene un contexto geográfico? Qué liazo, picha. ¿La solución? Para el año que viene, aparte de atrezzo, decoradores, sastrería, maquillaje, y un community manager internetero, también ficharemos a una asesoría jurídica experta en delitos por incitación al odio. Antes incluso que a un ortavillita. No sea que los vellos de punta y el frío por la espalda aparezcan cuando llegue a mi casa la citación del juez, y no con el trío del pasodoble. Caqui.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios