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Fútbol | Segunda B / Fase de ascenso a Segunda A

Una victoria de las grandes para el San Fernando

  • El equipo isleño tumba al UCAM (2-0) y llega a la última jornada dependiendo de sí mismo para disputar el definitivo 'play-off' de ascenso a Segunda A

Los azulinos se abrazan en la celebración de uno de los goles.

Los azulinos se abrazan en la celebración de uno de los goles. / A. QUINTERO/SAN FERNANDO CD

El San Fernando cerró la temporada en el Iberoamericano de Bahía Sur a lo grande venciendo 2-0 al temible UCAM Murcia, posiblemente a lo más grande porque el equipo de La Isla ofreció, ante el posiblemente mejor conjunto del grupo, su mejor cara y los de San Fernando han demostrado ya, con creces, que si ponen toda la carne en el asador se engrandecen hasta dejar diminuto al rival, sea quién sea este rival.

El San Fernando del partido ante el UCAM de Murcia fue grande, enorme, gigante y eso le valió para cosechar tres puntos que abren de par en par las puertas de la esperanza de jugar, por primera vez en su historia, unos play offs de ascenso a la Segunda División A. Lo mejor de todo, es que el cuadro de La Isla depende, sólo y exclusivamente, de él. Los azulinos se han instalado, a falta de una jornada para terminar esta segunda fase de la competición en la tercera posición en la tabla y ahora tendrá que viajar a Sevilla para medirse al Betis Deportivo con el firme convencimiento de que se puede lograr algo histórico.

Habrá tiempo para analizar las opciones, pero de momento lo que toca es analizar un enorme partido, eso sí, sin muchas jugadas reseñables de gol, pero con una entrega, una fe, un entusiasmo y un trabajo, fuera de todas dudas. Los de Stankovic tenían que darlo todo y lo hicieron sin complejos, a sabiendas de que ya se demostró en el partido de ida que se podría tutear y doblegar a un UCAM imperioso que en La Isla se quedó sin imperio.

Stankovic, que tuvo que solventar el problema de las molestias de Amelibia y Javi Fernández durante la jornada, encontró la solución en Lolo González como central junto a un inconmensurable Juan Rodríguez. El serbio le dio continuidad a Matías y éste le respondió con seguridad. Y el entrenador azulino solventó la ausencia de un hombre tan importante como Hugo Rodríguez con la presencia en el enganche de Omar Perdomo.

Todo le salió a pedir de bocas y mucho más cuando la manera de invadir al rival fue cediendo el terreno de juego. Los azulinos, en los primeros compases del choque, regalaban hasta el centro del campo al rival, con la firma idea de atrincherarlos en su campo y buscar el daño con rápidas salidas en banda con Biabiany y Manu Moreno.

La falta de profundidad del UCAM hacía que el desgaste no fuese excesivo aunque, de la misma forma, las jugadas de peligro brillaban por su ausencia. Todo parecía, y lo era, tremendamente controlado a la espera de un disparo que agitará el combate.

Y éste pudo llegar en el 26 en un balón interior al que no llegó Francis Ferrón por muy poco ante la salida de Biel Ribas. Era el toque de corneta necesario para comenzar las embestidas.

Y no tardó en dar fruto lo que se estaba madurando. Ya, antes del gol, los azulinos habían ofrecido triangulaciones espectaculares, criterio a la hora de sacar el balón y profundidad en ambas bandas. Pero fue la derecha de Biabiany la que provocó un centro y un remate del pistolero isleño, Francis Ferrón. Con el tanto, llegaba la algarabía y la creencia de que se podía ganar el partido.

La primera parte terminó con la muestra de un control de la situación que no iba a disminuir en la segunda mitad. Tras el descanso, bien es cierto, que el equipo murciano, que atesora efectivos valiosos para desnudar en pocos momentos al contrario, metió una marcha más y eso hizo que los isleños se atrincheraran mucho más. Pero lo hacía con criterio, con autoridad, sin cometer el mínimo error, aprendiendo de que esos errores puntuales le habían costado muchos puntos en esta segunda fase de la competición y, sobre todo, con una entrega total.

Por eso, el equipo murciano no llegaba, no creaba peligro y, más tarde o temprano, los de Stankovic romperían de nuevo el partido con acciones rápidas y con internadas en bandas que desarbolaban al rival.En una de ellas, el omnipresente Biabiany provocó el penalti que daba la tranquilidad, la serenidad, la recompensa al trabajo ofrecido y, a partir de ese momento, los isleños se gustaron tanto que hicieron disfrutar a los suyos con un juego basado en el toque de balón, en el robo continuo y en una exhibición que se añoraba en el estadio azulino.

No tuvo historia hasta el pitido final el partido. El UCAM solamente creó peligro en una ocasión en un remate picado lateral de Atkexe que se fue fuera y Matías seguía siendo un seguro de vida en la zaga donde se multiplicaban Lolo González y Juan Rodríguez con la inestimable ayuda de un soberbio Raúl Palma.A la conclusión del encuentro se adjuntó una celebración de la enésima comunión de afición y equipo. Con el juego ofrecido, con las ganas que se mostraron ante el UCAM, se abre de par en par una puerta a la esperanza.

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