Fútbol l Segunda División B

Una victoria para la esperanza

  • El Portuense, gracias a dos acciones de garra de Velázquez, le da la vuelta al marcador frente al Lorca y se hace con tres puntos vitales para seguir soñando con salvar la categoría a falta de sólo dos jornadas

Dos acciones de casta, de ésas que demuestran lo que hay que tener cuando el agua te llega al cuello, de Jesús Velázquez permitieron al Portuense sacar adelante un partido que se le había puesto claramente cuesta arriba con el gol en contra ante un Lorca que al final no daba crédito a lo que había ocurrido en apenas dos minutos.

El bravo defensa marcó el gol del empate y, tan sólo dos minutos después, fue objeto de un penalti que transformó Paulino. Fueron dos minutos de delirio en las gradas, que sirvieron para rescatar al Racing del descenso casi seguro a una esperanza de salvación cuando restan sólamente dos jornadas y cuando ahora ocupa plaza de promoción.

La épica victoria racinguista en absoluto oculta la paupérrima impresión que volvió a ofrecer el equipo, demasiado tenso por su delicada situación y sin un patrón de juego. Sólo, insistimos, la casta y el coraje permitieron al Portuense hacerse con el triunfo. A falta de dos jornadas, esa misma casta es la que tienen que poner todos los jugadores sin excepción para intentar salvar una temporada demencial de principio a fin.

El Racing comenzó, como siempre, con muchas ganas pero sin una pizca de acierto en sus acciones. Todo era un querer y no poder ante un Lorca que pudo adelantarse en el marcador tras un centro de Raponi, que Álex Cruz (18') salvó en la línea de gol ante Chando. Precisamente la primera aproximación rojiblanca llevó la firma del lateral, cuyo disparo fue atajado en dos tiempos por Jáuregui (25'); después Zurdo (38') lanzó una falta y el meta visitante despejó como pudo. La posterior melé acabó con un disparo desviado de Merino.

Un minuto antes, Viyuela había abandonado el terreno de juego lesionado, entrando en su lugar Sergio Nárváez. Posteriormente pudimos saber a través del doctor Martínez Villar que el jugador sufre una fractura inestable en el quinto metatarsiano de su mano izquierda y es casi seguro que sea baja para el choque del domingo.

Eso fue lo que dio de sí la primera mitad, que se cerró para el Portuense con la lesión de Viyuela en una muñeca y que le obligó a dejar su puesto a Sergio Narváez. Apenas dio comienzo la segunda mitad, y tras un aviso murciano, Óscar Rico aprovechó a la perfección un servicio de Robles para, tras irse en velocidad de Óscar, batir a Wilfred en su salida.

Al Portuense se le ponía el choque muy cuesta arriba y Javier Otero echó mano de los cambios y en apenas cinco minutos dio entrada a Palacios y Paulino por Zurdo y Raúl Molina, respectivamente. La apuesta no le salió nada mal, puesto que a poco de entrar Paulino estrelló el esférico en la cepa del poste, cuando ya se cantaba el gol. El Racing, a base de garra, estaba llegando con más claridad al área murciana que en todo el resto del choque. Y el aficionado así lo entendió y, contagiado por el equipo, empezó a animar sin desfallecer.

En pleno acoso local, Óscar (76') sacó una falta al interior del área, Paulino prolongó de cabeza y Velázquez, entrando como un rayo, conectó con el esférico y lo cruzó lejos del alcance de Jáuregui. Aquello fue impresionante. El Racing igualaba la contienda y daba la sensación de que podía lograr algo más. Y apenas hubo que esperar un par de minutos, ya que de nuevo Velázquez se adentró en el área siendo objeto de penalti por parte de Azparren, que vio la segunda cartulina amarilla. Paulino, el especialista, marcó y puso a los locales en ventaja.

El Portuense le había dado la vuelta al marcador y las esperanzas de salvar la categoría volvía al Cuvillo. Ya con ventaja no perdió la cabeza y supo controlar las acometidas del Lorca. Los murcianos se dedicaron a colgar balones, pero la defensa racinguista supo cumplir a la perfección con su cometido hasta que el colegiado, no sin suspense, decretó el final del encuentro.

El Portuense sumaba tres puntos y ahora mira con optimismo el futuro, cuya primera parada llega el próximo domingo en Mazarrón.

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