La vecina de Oscar Pistorius Michelle Burger protagonizó la primera jornada del juicio al atleta sudafricano por el asesinato de su novia, la modelo Reeva Steenkamp, al asegurar desde el estrado de los testigos que escuchó "gritos terribles" de mujer y disparos la noche del crimen.

"Justo después de las tres de la mañana, me despertaron unos terribles gritos de mujer", afirmó Burger en el Tribunal Superior de Pretoria, donde comenzó el juicio en medio de una enorme expectación mediática. La testigo, que subrayó que pudo sentir el "terror" y la "agonía" de la mujer que gritaba, tiene el balcón a 177 metros de la casa del corredor y fue el primer testigo llamado a declarar por el fiscal, Gerrie Nel, que acusa a Pistorius del "asesinato premeditado" de la modelo, que entonces tenía 29 años.

Sin embargo, Pistorius volvió a incidir en que acabó la vida de Steenkamp por accidente, al disparar, a través de la puerta del baño, contra ella pensando que lo hacía contra un intruso que había irrumpido en su casa aquel 14 de febrero de 2013. El velocista, de 27 años, se declaró rotundamente "no culpable" al ser preguntado por Nel, cuyo alegato contiene una lista de 107 testigos que declararán durante un juicio que está previsto que dure hasta el 20 de marzo y se emite en vivo por televisión, salvo los testimonios de Pistorius y testigos que no son oficiales de la policía o expertos.

Los abogados de Pistorius rechazaron, frente a la teoría de la Fiscalía, que su cliente y Steenkamp tuvieran una discusión antes de la muerte de la modelo, y recriminó a la acusación que afirme, sin pruebas, que existió una riña antes del crimen. El principal letrado de la defensa, Barry Roux, se enzarzó en un largo interrogatorio a Burger al cuestionar los detalles ofrecidos por la testigo. "Sé cómo suena un disparo. Sólo puedo decir lo que oí. Cuatro", indicó la testigo, que al escuchar los gritos pensó que se trataba de un asalto a una casa cercana y avisó a una empresa de seguridad. Roux planteó entonces que la voz de su defendido en estado de ansiedad puede sonar como la de una mujer, si bien Burger insistió en que "se trataba claramente de una voz femenina". "Luego también escuché a un hombre gritando ayuda. Tres veces pidió ayuda", añadió.

En el espacio reservado al público, las familias de Pistorius y de Steenkamp compartían banco, separadas por tres representantes de la Fiscalía. No medió palabra entre ellas. Por su parte, el acusado, circunspecto y con gesto grave pero sin perder la compostura, el acusado, vestía con traje oscuro y camisa blanca, y estuvo esperando solo el comienzo del juicio durante más de una hora. Durante la vista, tomó notas en una libreta que pasó a sus abogados.