El equipo conileño compuesto por el gaditano Pepe Ruiz y el alicantino Pablo Geras representará a España entre el próximo domingo y el día 19 en el Campeonato de Europa de la clase Flying Dutchman que se disputa en la localidad croata de Umag, a la que los dos regatistas se desplazan hoy, para entrenar mañana , el viernes y el sábado, día de mediciones, con el objetivo de concluir en el top-ten. Aun sin aspirar en principio a las plazas de honor, el reto se presenta complicado teniendo en cuenta el elevado nivel de los participantes, un total de 72 barcos inscritos de casi una veintena de países, destacando los 26 de Alemania, anfitriona del Mundial de mayo, con Hannover como sede, y auténtico horizonte de Ruiz y Geras.

Campeones de España en las dos últimas ediciones, campeones de la Copa Ibérica en 2014 y subcampeones en la cita continental de Altea, única del calendario europeo a la que han acudido antes de la que ahora se celebra en aguas del Mar Adriático, Pepe y Pablo participan en el campeonato gracias al patrocinio de Timón de Roche, Tio Pepe y Slastik, firmas que contrarrestan la ausencia de apoyo institucional, aunque sorprendentemente los dos coinciden en no quejarse al respecto. Si los olímpicos disponen de pocos medios para prepararse para los Juegos de Río de Janeiro 2016 y luego se les exigen resultados en el deporte que más alegrías ha proporcionado a España en la historia de los Juegos, no tiene sentido pretender ningún tipo de ayuda más allá del agradecimiento a la Federación Andaluza de Vela, sobre todo por su firme apuesta por la cantera. Eso sí, siempre queda el anhelo por alcanzar mayor repercusión mediática y que se involucren más empresas privadas.

Centrados en el Europeo de Umag, en donde las previsiones vaticinan temperatura veraniega y poco viento salvo que haya chubascos, Ruiz y Geras apuntan a la importancia del trimado, el ajuste de los palos y las velas, como clave para sacar el máximo rendimiento a la embarcación, que, según las condiciones de navegación, puede llegar a alcanzar 9 nudos de velocidad en ceñida y hasta 21 nudos (unos 40 km/h) en el mejor de los casos. Para ello influye en gran medida el despliegue de las velas, 43 metros cuadrados sólo aprovechados en su totalidad con viento de costado, así como el material de la embarcación, fibra de carbono y keblar, que la convierten en tan ligera -pesa menos de 130 kilos- como frágil, llevándose la palma en este sentido el spi y los mástiles. El peligro de accidentes en forma de roturas queda amortiguado por la presencia en el equipo de Pablo Geras, constructor de barcos y velas, profesional de la clase Crucero y un aval en caso de percances por su experiencia, aunque, como recuerda Pepe Ruiz, que ha heredado de su padre, el ex futbolista Superpaco, la pasión por el mar, los vuelcos en este tipo de pruebas, por ejemplo, se antojan inevitables. Las reparaciones en tierra, por tanto, son tan importantes como la energía y capacidad de reacción cuando los regatistas acaban en el agua, algo frecuente y que en modo alguno debe condicionar una clasificación final.

Juntos desde la Semana Náutica de Conil en 2007, Pepe Ruiz y Pablo Geras, que compraron hace tres años el barco con el que actualmente compiten, subcampeón mundial en su momento y por consiguiente una garantía en cuanto a sus características en la competición al más alto nivel, tienen por delante las nueve mangas que componen el programa del Campeonato de Europa, con un máximo de dos al día, de aproximadamente hora y media de duración cada una y con recorridos de triángulo olímpico. Casi una semana de exigencia al límite, con una jornada de descanso, siempre útil para recuperar alguna manga ante la posibilidad de suspensiones, y dos descartes también decisivos para compensar los más que probables tropiezos.