Se ha dicho tradicionalmente que no renovarse es morir y el Cádiz, a pesar del varapalo del pasado sábado ante el Málaga, está a día de hoy resucitando tras haber desaparecido en vida. Tras un comienzo de Liga irregular, los amarillos han dado un golpe de autoridad sobre la mesa que forma la tabla (de clasificación) de Segunda División A y de nuevo son vistos como uno de los candidatos a luchar a final de temporada por el ascenso a Primera División.

Por razones como la marcha de Lucas Lobos a México -ni linda ni querida- y la de Matías Pavoni a Grecia, así como por las carencias existentes desde la primera vez que Arturo Baldasano se sentó en el palco del Ramón de Carranza, el mercado de invierno debe tener participación cadista a la hora de pujar por refrescos que hagan saltar chispas como la de Pablo Hernández. Inolvidable.

Pero al margen de las altas en el nuevo año, que deben producirse en las próximas horas, otro mercado que hay que cuidar es el central, el que da de comer a diario. Y al César lo que es del César. Las arcas del Cádiz no están para hacer florituras: es un secreto a voces. Por eso, volvió a la palestra el rumor, no la noticia, del traspaso al Valladolid de José Julián de la Cuesta, que ha jugado sólo ocho partidos en lo que va de curso liguero. En Tarragona, frente al Nástic, fue Ramón de Quintana -uno de los descartes de Mariano García Remón a principios de campaña- quien sustituyó al lesionado Abraham Paz. Con todo este panorama y con Yago viviendo en la sombra, el que parece fijo cada jornada es César Caneda. El central vasco termina contrato esta temporada y es libre de negociar con cualquier equipo desde el pasado 1 de enero. Este dato no está pasando desapercibido para casi nadie y el ex jugador del Éibar, a quien pagó los 90.000 euros de su carta de libertad para fichar por el Cádiz por dos temporadas con opción a una tercera, ya tiene dando vueltas en su cabeza ofertas importantes. Según fuentes cercanas al futbolista, incluso algún equipo de Primera División se ha interesado en hacerse con sus servicios. El defensa vitoriano reconoce que "hay algo", pero no quiere hablar de nombres y matiza que está "centrado en renovar con el Cádiz", de quien ya recibió antes de fin de año el interés por sentarse a negociar en este mes de enero. "Mi mayor deseo es seguir vistiendo de amarillo y eso le he transmitido a la persona que va a negociar con el club mi renovación", explicaba ayer el polivalente jugador del norte.

César Caneda tiene 29 años y un buen futuro futbolístico aún por delante, un futuro que quiere ir haciendo presente. Es uno de los jugadores que menos cobran, si no el que menos, pero sus números dicen que vale mucho. "Yo en su día hice un esfuerzo por venir y el club podría tener ahora un detalle conmigo. Estoy centrado en el trabajo, en darlo todo para ver si podemos luchar al final por el ascenso. Me entrego al cien por cien y por ello no creo que tengamos problemas el Cádiz y yo en prolongar mi estancia en el equipo", deseó César Caneda.

Al César lo que es del César.