Tras la jornada de descanso de ayer, la Vuelta llega a los Pirineos con dos etapas de alta montaña que servirán para hacer la criba de candidatos al triunfo final.

Después de una semana de protagonismo de los esprínters, con cinco líderes y algún que otro susto por las caídas, la cordillera pirenaica, a la que llega como líder el francés Sylvain Chavan, hará la primera selección en los puestos de cabeza. La séptima etapa entre Barbastro y La Rabassa (Andorra) será la más larga de la presente edición, con 223 kilómetros, y, con permiso de del Angliru, marcará unas diferencias que pueden ser definitivas.

Allí medirán sus fuerzas los dos últimos vencedores del Tour de Francia: Sastre y Contador. El de El Barraco está más castigado que el de Pinto, pero es un diésel con enorme carga de experiencia, aunque tampoco se puede olvidar a Alejandro Valverde. El campeón de España llega "con los objetivos cumplidos y la idea de seguir luchando por etapas" "Las dos etapas serán duras y alguno de los líderes flaqueará", explicó Valverde. Por su parte, Contador, que tendrá a su lado al potente equipo del Astana, con Leipheimer como segunda baza, vaticinó "una etapa de marcaje", y apuntó a la segunda, con final en Pla de Beret, como "más dura por las subidas a La Bonaigua y El Cantó".

Sastre, ya liberado de la rumorología sobre su futuro tras anunciar su marcha al Cervelo, habló de "una etapa de verdad, sin descansos, con constantes subidas y bajadas, que servirá a los escaladores para abrir diferencias".