ciclismo mundial en carretera

El sueño arcoíris de Valverde

  • El español conquista el oro mundialista a los 38 años

  • Tras dos platas y cuatro bronces, el murciano logra por fin el título

El sueño arcoíris de Valverde

El sueño arcoíris de Valverde / CHRISTIAN BRUNA / efe

Alejandro Valverde se hizo con el oro más buscado y más deseado de su carrera al proclamarse campeón del mundo en la prueba en línea masculina que cerró los Mundiales de ciclismo en ruta, que se han disputado en Innsbruck (Austria) esta semana. La búsqueda duró más de una década, pero la recompensa hizo que la espera mereciera la pena para poner a sus 38 años el broche de oro a su carrera. Después de dos platas y cuatro bronces desde 2003, Valverde consiguió por fin vestirse de arcoíris y suceder así a Peter Sagan, vencedor en las tres ediciones anteriores, en Richmond 2015, Doha 2016 y Bergen 2017.

Valverde añade el oro -el cuarto español que lo logra tras Abraham Olano, Igor Astaloa y Óscar Freire, que logró tres- a las dos platas de Hamilton 2003 y Madrid 2005 y los cuatro bronces de Salzburgo 2006, Valkenburg 2012, Florencia 2013 y Ponferrada 2014. Datos a los que se pueden añadir un triunfo en la Vuelta a España, otros siete podios en las grandes vueltas por etapas, cuatro Lieja-Bastogne-Lieja, cinco Flechas Valona y dos Clásicas San Sebastián, por citar solo algunos de los innumerables éxitos de un ciclista excepcional que a sus 38 años no ha dejado de ganar en 17 años de carrera hasta sumar ayer su triunfo número 122. El más buscado, el que pone la guinda a su palmarés y el que, como reflejaron sus lágrimas en la meta, más emocionado ha recibido.

La carrera, como se esperaba, se jugó en la pared de Gramartboden, un muro de 2.800 metros al 11,5% de desnivel y rampas de hasta el 28%, con la cima a unos 10 kilómetros de meta. A su inicio llegó el danés Michael Valgren con medio minuto sobre un grupo cabecero numeroso. Pero rápidamente un ataque francés, con los españoles un poco descolocados, dejó un sexteto por delante con tres de los suyos, Bardet, Julian Alaphilippe y Thibaut Pinot, el italiano Gianni Moscon, Woods y Valverde. No tardaron en cazar a Valgren. Y después fueron cediendo cuesta arriba primero Pinot y después Alaphilipe y Moscon para dejar un trío en cabeza al pasar por la cima del puerto, en la que se empezó a mover Valverde y donde amenazaba ya Dumoulin, subiendo el terrible muro en zig-zag, pero con mucha fuerza. El holandés cazó tras la bajada a los de cabeza a 1,6 kilómetros de meta. El esfuerzo, sin embargo, le pasó factura y ello lo dejó sin fuerza en el sprint a cuatro en el fue último.

En ese sprint, toda la responsabilidad fue para el español, el hombre a vigilar y que fue siempre por delante pasada la pancarta de 1 kilómetro para el final. El murciano tapó su derecha pegándose a la valla, vigiló la izquierda con constantes miradas atrás y esperó a su distancia para arrancar: a 300 metros ápretó los dientes, aceleró y ya sin mirar tarás sólo se centró en pedalear para ganar incluso con claridad.

La victoria premió la carrera deportiva del Bala y el rendimiento de una selección española que siempre estuvo donde debió y la única muestra de debilidad la dio al inicio de la subida definitiva en la que Valverde se vio solo muy pronto. Pero ahí ya era cosa ya del murciano y no falló. Ion Izagirre, undécimo, y Mikel Nieve, decimotercero, demostraron la fuerza del grupo también magistralmente dirigido por Javier Mínguez.

Si la pared de Gramartboden fue el sitio donde se jugó la carrera, la subida encargada de madurar las piernas de los corredores, y donde fueron cediendo favoritos como Simon Yates, Vincenzo Nibali o Miguel Ángel López, entre otros muchos, fue la de Igls, de 7,9 kilómetros y 5,7% de desnivel, con tramos hasta el 10%, que se tuvo que superar siete veces en los 258,5 kilómetros de recorrido.

Casi toda la prueba estuvo marcada por una fuga nada más comenzar de once corredores de equipos de segundo nivel. Los que más aguantaron fueron el danés Kasper Asgreen y el noruego Vegard Stake Laengen. "Gente que no era peligrosa", tenía claro Mínguez. La escapada llegó a contar con 19 minutos de ventaja y a asustar a un pelotón en el que se pusieron a trabajar la Eslovenia de Roglic, que tuvo mala suerte con una caída que le quitó opciones, Francia y la Gran Bretaña de unos gemelos Yates a los que se les esperaba y que no aparecieron.

Posteriormente, mucha actividad de Italia y Holanda, siempre subiendo el Igls, y el ataque definitivo de Francia que no pudo con Valverde. El líder de la selección española remató como sabe su día soñado y puso el mejor colofón posible, con su victoria más emocionante, a una carrera tan longeva como exitosa.

Valverde levanta el brazo para celebrar su triunfo en el sprint.

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