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Una sorpresa en el arranque

  • Postlberger aprovecha una caída al final para ganar la primera etapa

El austríaco Lukas Postlberger celebra su victoria en la primera etapa del Giro.

El austríaco Lukas Postlberger celebra su victoria en la primera etapa del Giro. / DARIO BELINGHERI / efe

El austríaco Lukas Postlberger (Bora), debutante en el Giro y en una prueba de tres semanas, se coló en la fiesta de los favoritos del sprint y dio la sorpresa al estrenar el jersey rosa de la edición del centenario, aprovechando un final caótico con caída de donde salió disparado a la gloria.

Postlberger, de 25 años, dejó el anonimato para entrar en la historia del Giro. Es el primer austríaco ganador que gana en la carrera rosa y lo hizo con un salto postrero que le regaló unos metros en medio de la confusión

Suficientes, voló a meta, donde incluso se recreó brazos en alto, ante el acoso cercano del australiano Caleb Ewan (Orica) y del alemán Andre Greipel (Lotto), los llamados a quitar el precinto de la maglia rosa, esta vez superados por un joven rebelde.

Con un tiempo de 5:13.34, Postlberger será el encargado de salir de líder en la segunda jornada en la isla de Cerdeña. "Antes de salir ni se me pasaba por la cabeza y aún no me lo creo, esto es algo muy grande, inolvidable", decía emocionado el ciclista de Vöcklabruck, un intruso que rompió los pronósticos.

Etapa con un minuto de silencio en recuerdo de Michele Scarponi. El Astana, con un dorsal menos, salió de Alghero al frente de un pelotón que enseguida se revolvió con la primera escapada, en la que entraron Maestri (Bardiani), Benedetti (Bora), Bialoblocki (CCC), Brutt (Gazprom), Teklehaimanot (Dimension Data) y Zhupa Wilier.

No se inquietó demasiado el pelotón, aunque viera que la avanzadilla tenía siete minutos a mitad de un trayecto escarpado que incluía tres cotas: Multeddu, Trinità d'Agultu y San Pantaleo, esta última la más importante con rampas del 12 % a 20 de meta.

En ese ascenso los valientes eran cuatro -ya habían cedido Maestri y Bialoblocki- y tenían medio minuto sobre un grupo voraz dirigido propulsado por el Lotto de Greipel. El Orica controlaba para Ewan y Movistar, en cabeza, obligada al marcaje del Sky.

Juego de colocación para entrar en Olbia, mientras los fugitivos vendían cara la caza. Por fin entregaron la cuchara a 3,8 de la pancarta final, con los equipos de los esprínters a toda máquina en la aproximación.

Una caída cerca de un estrechamiento produjo el desconcierto en el paquete. Algunos al suelo, otros cortados por las calles de Olbia. Instante en el que Postlberger se situó en cabeza y atacó con fuerza hasta verse con 50 metros sobre los perseguidores. Ahora o nunca, debió de pensar el imberbe austríaco.

No lo pensó dos veces el corredor del Bora. Con los guepardos alejados apretó los dientes y se presentó en la recta definitiva con el horizonte despejado. A disfrutar. Brazos en alto con el pelotón al lado, pero no se inmutó, cruzó la línea que separa el anonimato de la gloria y directo al podio. Champán para un gran día. Enorme sorpresa.

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