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Una rivalidad que no sabe de décadas

  • Magic, Bird, Jabbar o McHale han dejado paso a Bryant, Gasol o Garnett

Aunque han transcurrido 21 años desde el último enfrentamiento por el título entre Los Angeles Lakers y los Boston Celtics, un aspecto se mantiene inalterable para la final que comienza la próxima madrugada: la rivalidad entre ambas escuadras.

Ahora no se verán los duelos de los Celtics Larry Bird, Kevin McHale, Dennis Johnson y Robert Parish frente a los Lakers Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, James Worthy, Byron Scott o Michael Cooper.

Los protagonistas son otros y también la casi totalidad de los fanáticos que siguieron a aquellas leyendas. Pero en las dos ciudades hay ansias de triunfo y encendidas muestras de entusiasmo y pasión, que convertirán en locura el Staples Center y el TD Banknorth Garden, los dos escenarios de competencia.

Encabezados por Kobe Bryant, el español Pau Gasol, Lamar Odom y Derek Fisher, los Lakers están reverdeciendo laureles como demostraron al finalizar en la cima de la Conferencia Oeste y dejar en el camino en la postemporada a los Denver Nuggets (4-0), los Utah Jazz (4-2) y a los campeones, los San Antonio Spurs (4-1).

Bryant, el MVP de la temporada regular y con gran destaque también hasta ahora en los playoff, era un niño y vivía en Italia cuando la final Lakers-Celtics de 1985, pero su abuelo le enviaba los videos de los juegos.

"Yo recuerdo todo de esa serie como si fuera ayer", explicó Bryant. "Lo que ellos hicieron fue realmente mágico. Y lo que nosotros estamos tratando de hacer es poner nuestra propia marca en la historia. Nosotros podemos continuar el legado de los Lakers y de los Celtics".

Pero aunque Bryant tiene una gran incidencia en la actuación de los Lakers, la entrada del español Pau Gasol, procedente de los Memphis Grizzlies, fue la importante pieza que faltaba y que posibilitó la armonía imprescindible entre todos los jugadores.

"He deseado esto durante mucho tiempo, soñaba con poder estar en una situación como ésta, de luchar por un campeonato, jugar a este nivel, con un gran equipo, aunque no sabía ni cuándo, ni cómo ni con quién, pero deseaba que pudiera hacerse realidad", dijo Gasol, el primer español en llegar a una final de la NBA.

Pero los Celtics poseen también una nómina envidiable que encabeza el denominado Big Three (Kevin Garnett, Ray Allen y Paul Pierce). El trío será el motor impulsor de la franquicia, dueña de 16 anillos de la NBA, ocho de ellos con el desaparecido Red Auerbach, entre 1959 y 1966.

"Es irónico, siendo un Celtic, ahora estoy jugando contra los Lakers en la final", señaló Pierce, una de las bujías del técnico Doc Rivers. "Pero cuando era un niño yo odiaba a los Celtics".

Ese plantel de Boston derrotó al de Los Angeles en siete finales (1962, 1963, 1965, 1966, 1968, 1969 y 1984), pero las dos últimas fueron a la cuenta de sus adversarios, en 1985 y 1987, ambas bajo la tutela de Pat Riley, quien este año guió a los Miami Heat.

"Creo que esa rivalidad entre ambos equipos realmente revolucionó el baloncesto y ahora yo soy parte de ella", añadió emocionado Pierce.

Los Celtics tuvieron el mejor resultado de la campaña regular con 66 victorias y sólo 16 reveses, además de la mejor progresión de un año para otro, aunque después tuvieron que sudar hasta lo infinito para vencer a los Atlanta Hawks (4-3), a los Cleveland Cavaliers (también 4-3) y a los Detroit Pistons (4-2), con actuaciones realmente deficientes como visitantes.

"(La serie) trae muy buenos recuerdos porque son dos de los grandes equipos de la NBA", dijo Kurt Rambis, quien jugó con los Lakers ante los Celtics en las finales de 1984, 1985 y 1987. "Dos equipos cargados de talentos, con el mayor ambiente competitivo posible".

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