En el buen camino. El San Fernando salió ayer airoso de Basarte gracias a un resultado que le permite afrontar con máximas garantías el partido de vuelta en Bahía Sur, definitivo para lograr el ansiado ascenso a Segunda B. El equipo de Antonio Iriondo estuvo más entero para defender el juego directo de los locales y sólo le faltó concretar sus ataques. No obstante, el trabajo de todo el bloque azulino -ayer, de rojo- resultó determinante para que la apuesta ofensiva del Amurrio apenas existiera en las inmediaciones del área defendida por Raúl Iglesias. El primer paso ya está dado y el San Fernando tiene en su mano retornar a la categoría de bronce, un requisito indispensable para que el futuro deportivo y económico esté garantizado.

El pesimismo y la preocupación marcaron la antesala del choque porque Iván Guerrero se lesionó durante el calentamiento. Pero, además, reaparecía Wicha tras una dolencia que dejaba en incógnita su rendimiento. El San Fernando superó todas estas adversidades para ser un equipo fuerte en todos lo sentidos. Pudo sentenciar en la primera parte y se puso el mono de trabajo cuando tocó sufrir en la reanudación. El Amurrio, fiel al estilo rocoso y aguerrido del fútbol vasco, apeló a su máxima colgando balones al área. Pero mayor fue la respuesta azulina para amarrar un empate que le otorga ventaja de cara a la cita de ante sus seguidores.

Tuvo la victoria el equipo isleño en el primer periodo. Y fue así porque la visión de Canito contó con los mejores movimientos de Puli y Sergio Berro, y con la aportación de los jugadores de banda, donde sobre todo Galera tuvo mucho que decir en el primer ataque. Un centro suyo fue rematado con el exterior del pie por Berro que casi es gol. Le iba la marcha al San Fernando, que estaba dos puntos por encima de su rival en cuanto a colocación y toque. Lo demostró Puli metiendo un balón a Javi Casares que perdió importancia a medida que el jerezano se fue escorando. Pero este mismo jugador fue el que se quedó más cerca del 0-1. Recibió junto a la banda, avanzó hacia al centro derrochando calidad y velocidad, y soltó un zapatazo que pegó en el poste.

El juego hasta el descanso transcurrió con un aparente control isleño, fácil en defensa por la confianza aportada con el retorno de Wicha y por la multiplicación para estar en todas partes de Sergio Bustos. A partir de aquí todo quedaba en manos de Fernando Porto y Canito, que buscaron con suerte desigual el pase imposible y que se aplicaron cuando hubo que defender.

Las buenas sensaciones que dejó hasta el descanso el San Fernando tuvieron su continuación en los primeros minutos de la reanudación. Lo demostró Moke, que con espacio avanzó con mayor facilidad mientras no le perdió la ingenuidad a la hora de buscar a un compañero o lanzar a portería, lo que hizo en una ocasión con poca puntería. Pero el San Fernando cometió un error casi involuntario al salirse del partido cuando en las filas del Amurrio empezaban a fallar las fuerzas. Con balones largos de los locales y errores de posicionamiento en los visitantes, Iñigo Fraile se plantó ante Raúl Iglesias, que detuvo el balón, en la que fue la mejor ocasión local.

No tuvo repercusión a efectos de resultado, si bien el Amurrio se creyó capaz de ganar el primer asalto y cargó su juego sobre un cansado Wicha. Los vascos se dieron cuenta que el argentino no estaba para mucho los últimos 20 minutos, aunque no contaban con Bustos, que salió a dar la cara por su compañero y también por los de las bandas. Incluso metió una cabeza providencial en un chut de Mario que llevaba mucho peligro.

El conjunto de Antonio Iriondo se sacudió ese leve dominio blanquiazul justo con la entrada de Javi Muñoz, que veloz y vertical como siempre y fresco en el apartado físico obligó al adversario a cuidar de nuevo su retaguardia y a pensar en el choque de vuelta con un empate sin goles que ya era inamovible. Bahía Sur dictará sentencia. Sólo falta un peldaño para lograr el ascenso.