Fútbol | Tercera División

El regreso del "indignado" Mario García

  • El jugador del Conil ha cumplido por fin una sanción de cuatro jornadas que considera "injusta".

Mario García persigue a un jugador del Ciudad de Lucena.

Mario García persigue a un jugador del Ciudad de Lucena. / Aragón Pina

Por fin cumplió Mario García, jugador que estaba siendo una de las piezas fundamentales del Conil en el grupo X de Tercera División, su último partido de sanción de los cuatro que le impuso el Comité de Competición a consecuencia de la expulsión por roja directa que sufrió con ocasión de la visita del Gerena al Pérez Ureba de la localidad jandeña, encuentro que acabó sin goles en el marcador y con el enfado mayúsculo de este futbolista por considerar que el árbitro no tenía motivos para mandarle a los vestuarios antes de tiempo. Luego llegaron las alegaciones al Comité de Competición de la Real Federación Andaluza de Fútbol y el posterior recurso a Apelación, pero ni en un caso ni en otro fueron suficientes las imágenes enviadas por el club presidido por Antonio Brenes para evitar la suspensión.

El único remedio que le quedaba era ver los cuatro encuentros siguientes desde la grada hasta quedar liberado del castigo recibido. Ese tramo se saldó para el conjunto conileño con un pobre balance de dos empates y dos derrotas, lo cual ha complicado su situación en una temporada harto peligrosa pues perderán la categoría nada menos que los cinco últimos clasificados.

Mario García manifiesta respecto a estar disponible de nuevo que "ahora mismo me encuentro con muchas ganas de volver para ayudar a mi equipo, que está atravesando una situación difícil. Estas cuatro jornadas de ausencia forzosa las he vivido con un poco de impotencia porque la realidad es que me gustaría haber estado sobre el campo ayudando a mis compañeros".

El hijo del ex cadista Poli rememora lo acaecido frente al Gerena el día de la polémica expulsión: "En el acta -recuerda- se recogió que yo había golpeado con el puño cerrado en el pecho a un rival sin excesiva fuerza. En ningún momento ocurrió eso y el vídeo que mandó el club al Comité de Competición lo demuestra. Lo único que yo hice fue interponerme, con la intención de poner paz, entre un compañero y un adversario que se habían encarado. Otro jugador del Gerena llegó entonces y me empujó, lo que propició que se montara una tángana. Yo me alejé de esa zona sin soltar jamás el brazo. Me fui hacia mi banquillo para beber agua y vino a expulsarme, diciéndome que yo sabía bien lo que había hecho".

Solo le restaba tragar porque tampoco hubo perdón posterior: "Leer lo que puso en el acta y que me metieran cuatro partidos fue algo indignante. Ese castigo lo considero totalmente injusto. Si lo que el árbitro escribió en el acta llegó a ocurrir, que no lo sé, está claro que yo no fui el protagonista de esa acción".

En ese periodo de descanso obligado ha dado tiempo hasta para un cambio en el banquillo, con destitución de Javier Zafra y llegada de Alfonso Cortijo: "Ahora -aconseja- únicamente hay que mirar hacia delante. Con el nuevo estilo de juego intentamos llevar más el peso del partido y habrá que esperar los resultados para comprobar si mejora el panorama. Ahora vienen dos jornadas muy importantes, en campo del Cabecense y en casa contra la Lebrijana".

No vacila para nada a la hora de mostrarse optimista: "Siempre he considerado que teníamos muchas posibilidades de salvarnos, desde el principio lo he creído y sigo teniendo mucha confianza en que lo conseguiremos".

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