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Un récord con fecha de caducidad

  • Se han cumplido 25 años del récord mundial de salto de altura en pista cubierta (2,43) Javier Sotomayor, también plusmarquista mundial al aire libre, cree que caerán pronto

El récord mundial de altura en pista cubierta, establecido por el cubano Javier Sotomayor con un salto de 2,43 metros el 4 de marzo de 1989 durante los Mundiales de Budapest, ha cumplido 25 años de vida acosado por el ruso Iván Ukhov, quien saltó el pasado 25 de febrero 2,42 aunque en el Mundial en pista cubierta celebrado hace unos días sólo pudo ser plata con un mejor salto de 2,38 en un certamen en el que Barshim se colgó el oro con la misma altura.

Sotomayor barrunta desde hace meses que a sus récords -también tiene el de aire libre (2,45)- les queda poco tiempo de vida, aunque pensaba que su heredero sería el ucraniano Bohdan Bondarenko, campeón mundial el año pasado en Moscú con 2,41. "El catarí Mutaz Essa Barshim estuvo muy bien, pero sí, Bondarenko es hoy el mejor saltador del mundo y el que puede sobrepasar esa cota (2,45 metros)", comentó Soto al diario Granma. El ucraniano había logrado el mejor salto en 19 años.

Sin embargo, la amenaza más grave y reciente para la supervivencia de los récords de Soto procede de un ruso, Ivan Ukhov, campeón olímpico en Londres 2012, que el 25 de febrero pasado saltó 2,42 en Praga.

Sotomayor, de 45 años en la actualidad, admite, a diferencia de otros plusmarquistas de larga duración, que no será feliz cuando llegue ese día. "Con toda seguridad no me voy a sentir bien, no lo voy a disfrutar, esa es la verdad. Pero pasarán los días y volveré a aceptar que los récords están para batirse", observó.

Ukhov ha logrado, a base de títulos y marcas, borrar la pésima imagen que ofreció en septiembre de 2008 cuando compitió borracho en el mitin de Lausana. El vídeo dio la vuelta al mundo. Seis meses después se proclamó campeón de Europa bajo techo en Turín y ya se aficionó a los títulos: el mundial bajo techo en Doha 2010, el europeo en sala en París 2011 y el olímpico en Londres.

Tambaleante, incapaz de atarse los cordones y contra los consejos de los propios jueces, que se percataron rápidamente de su estado, Ukhov intentó aquel día en Lausana superar el listón en 2,38, después de haber pasado todas las alturas anteriores y cuando sólo quedaba él en competición. Pasó la barra por debajo entre los abucheos del público.

Ahora se ha convertido en el más firme candidato a sucesor de Sotomayor, cuyo historial de plusmarcas está muy ligado a la ciudad de Salamanca, donde obtuvo dos al aire libre, incluido el vigente.

El 27 de julio de 1993, Sotomayor exhaló un suspiro de alivio en las pistas anexas al estadio Helmántico salmantino cuando elevó su récord en un centímetro, de 2,44 a 2,45. Para un profano era una porción insignificante, pero a él le dio la seguridad de que, ahora sí, su récord estaba a salvo de contingencias durante años. Veintiuno cumple este año.

La generación dorada de saltadores formada por el sueco Patrick Sjoeberg, los alemanes Carlo Thranhardt y Dietmar Moegenburg, los rusos Igor Paklin y Ruldolf Povarnitsiny y el pequeño rumano Sorin Matei se retiró sin poder batir el récord del antillano.

Salamanca fue también el escenario de su primer récord al aire libre. El 8 de septiembre de 1988, con 20 años, advirtió al mundo, con un salto de 2,43, que, con independencia de quien fuera, unos días después, el campeón olímpico en Seúl (lo fue el soviético Gennadi Avdeyenko con 2,38), el número uno de la especialidad era él.

Al año siguiente, el 4 de marzo en la final de los Mundiales de Budapest, logró con idéntico registro su actual plusmarca en pista cubierta, la que ahora ha cumplido sus bodas de plata. Saltó a la primera 2,25 y 2,31. Necesitó dos intentos para superar los 2,35, siguió con 2,37 (a la primera) y batió el récord mundial con 2,43 en su primer esfuerzo. En total, seis saltos. Mogenburg y Sjoeberg le escoltaron en el podio con 2,35.

Sotomayor se ha ganado un puesto de honor en los anales del atletismo por sus relumbrantes éxitos al aire libre, pero los libros de la pista cubierta señalan también al cubano como el atleta más relevante de todos los tiempos.

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