Separados por un hueco de seis puntos y con estados de ánimo casi opuestos, Barcelona y Real Madrid disputan en el Camp Nou el clásico más incierto de los últimos años. Si bien los números y la dinámica juegan a favor del enrachado Madrid, el líder de la clasificación, la necesidad y el orgullo obligan al alicaído Barça, que se agarra al factor cancha casi como una garantía de éxito para sumar los tres puntos en el esperadísimo duelo.

"Jugando en casa, me da igual estar a 100 puntos, a 25 o a uno. Es un partido precioso y hay que intentar darnos una alegría a nosotros y a los aficionados", afirmó Luis Enrique, entrenador del Barcelona, convencido de que, pase lo que pase, el clásico "no será determinante" para el desenlace de la Liga. El Camp Nou, sin embargo, no fue un factor decisivo en el de la temporada pasada: los dirigidos por Zinedine Zidane se impusieron por 2-1, pese a su aparente peor momento de juego. Y tampoco lo está siendo en esta campaña, en la que los azulgrana ya han cedido más puntos en su casa que en toda la pasada: siete.

Lo será, más probablemente, Leo Messi, que rivalizará de nuevo con Cristiano Ronaldo por demostrar quién es el mejor, y quizá también un Iniesta que, tras seis semanas de ausencia por lesión, regresó a la convocatoria de Luis Enrique entre grandes expectativas.

Tras el último tropiezo de los suyos ante la Real Sociedad (1-1) con una pobrísima imagen, la hinchada azulgrana confía en que el regreso de su capitán sea la solución a algunos de los problemas del Barcelona. No es casualidad que el empobrecimiento del juego culé haya coincidido con la baja de Iniesta, el hombre más determinante en el mediocampo del Barcelona junto con Messi.

Para el técnico blanco, la situación ha cambiado desde su última visita al eterno rival. "En abril fuimos al Camp Nou con el culo apretado y ahora va a ser completamente diferente", indicó un técnico que respeta al enemigo. "No he encontrado un punto débil del Barça. Sabemos que le podemos hacer daño, pero es un equipo muy fuerte, aunque hayamos preparado cosas", dijo Zidane, que no podrá contar con Bale ni con Kroos, en recuperándose, pero sí con Benzemá y Sergio Ramos.

El técnico galo del Real Madrid, que ha encontrado en el croata Mateo Kovacic un buen recambio para Kroos, parece tener muy claro qué hacer en el Camp Nou. Tiene su once ya decidido y, aparentemente, también cómo jugarle al Barcelona. "Tenemos que jugar con la intensidad del Calderón y no me fijo en lo que ellos hicieron en San Sebastián, porque no va a ser el mismo partido. Vamos a jugar contra los campeones y los campeones siempre son buenos en los partidos grandes", dijo Zidane.

Aunque el juego de su equipo sigue sin convencer y depende, en buena parte, de los goles de Cristiano Ronaldo, el entrenador blanco sigue sumando puntos y partidos sin perder: 32 consecutivos ya.

Muy poco acertado en el inicio de Liga, el portugués ha bendecido con goles los cambios de sistema de Zidane en los últimas semanas: diez dianas en otros tantos partidos. Y continúa su cerrada pugna con Messi por conquistar todos los premios individuales.

El argentino suma un gol menos que el luso en lo que va de Liga, pero ha tenido más peso en el juego de un Barcelona muy dependiente de sus genialidades y de su mando en ausencia de Iniesta.

Así las cosas, la banda derecha de Messi y la izquierda de Marcelo en el Real Madrid -la que más habilita a Cristiano- tendrán mucho que decir en el choque más apasionante. "Nos vamos a encontrar al mismo Madrid desde la llegada de Zidane. Muy bien organizado defensivamente y que no necesita el balón para competir. Basa su éxito en la transición ofensiva y las jugadas a balón parado", resumió Luis Enrique las virtudes de su rival.

Como siempre sucede, la cita acaparará la atención de todo el mundo: más de 850 periodistas de 36 países contarán lo que suceda.